Postales desde el filo

José Asenjo

Catalanas y generales

LAS oleadas de independentismo catalán, como lo de las sucesivas olas de calor de este insoportable julio, no queda más remedio que soportarlas estoicamente. Unas elecciones para elegir una cámara autonómica que el irredentismo independentista quiere convertir en una revolución de plástico fino. Subvertir el orden constitucional mediante una revuelta indolora, incolora e insípida. La posmodernidad era esto. Un vacío ideológico. Una contabilidad de balanzas fiscales. En un país devastado por la crisis, los españoles asistimos perplejos a las obscenas gamberradas institucionales del secesionismo ¡Es la economía estúpidos!

De estos comicios por convocar, lo más insólito no es que quiera llamarlos plebiscito, sino que el gobierno que los convoca lo utilice como subterfugio para considerarse dispensado de cualquier obligación de rendir cuentas. Si lo que está en juego es la nación, a qué viene hablar de recortes de derechos sociales, de paro, de deuda o déficit , de los errores o de la corrupción rampante que afectan a la línea de flotación de CIU y del propio Mas. Qué importan las cosas necesarias cuando tramposamente sitúan el debate por elevación en un absoluto que reduce a la nada lo que de verdad afecta a la vida de los ciudadanos. Cómo se va a exigir cuentas a quién se envuelve en la bandera estelada para escapar al control democrático.

Cabe preguntarse hasta qué punto la cuestión catalana contaminará el debate electoral de las generales, que deberán celebrarse semanas después. Cuánto influirá en los votantes. Cómo manejará el PP un asunto en el que se siente fuerte y que no evitará la tentación de utilizarlo partidistamente para compensar sus otras muchas debilidades. Rajoy, que ya sólo actúa como presidente del PP, endurecerá su gesto para aparecer como la única garantía de la unidad de España. Ciudadanos, con una posición inequívoca al respecto, le secundará. Ambos intentarán desnudar al PSOE por sus contradicciones. Los socialistas trasladan el problema catalán a su propuesta de reforma constitucional. Es una posición coherente y sensata. Pero por su indefinición parecerán débiles frente al constitucionalismo sin matices de sus adversarios. Mientras Podemos, Ganemos, etc. harán equilibrismo para parecer una cosa y la contraria. El problema es que el debate social, la crisis económica e institucional, el cambio del mapa político, etc. todo parece secundario ante las bravatas independentistas.

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