hoja de ruta

Ignacio Martínez

Charcos en las carreteras

HAY dos ingredientes de la Semana Santa que no suelen faltar a la cita: la lluvia y las películas de romanos en la televisión. Este año, en dosis masivas. Aunque quizá una cosa lleva a la otra. Como ha hecho tan mal tiempo, hemos visto más romanos en donde había los mismos de siempre, desde el superclásico Quo vadis a un Espartaco moderno, en el que se echaba de menos a Kirk Douglas en cada escena. La lluvia ha sido buena para la audiencia de televisión y mala para devotos de las procesiones andaluzas o turistas. Resulta difícil recordar una Semana Santa sin lluvia alguna. Son de abril las aguas mil, escribió Machado en Campos de Castilla. Pero se refería al Duero y no al Guadalquivir, y en las dos semanas anteriores hizo un tiempo veraniego espectacular. Aquí hay un componente indiscutible de mala suerte.

En el tráfico, sin embargo, no cabe la mala fortuna. Se ha reducido el límite de velocidad en las autovías y se nota en dos cosas destacables: en los viajes largos se tarda más en llegar y se gasta menos gasolina. La marcha lenta ha reducido en la práctica el ritmo de la circulación en una cuarta parte desde que se implantó el carné por puntos hace casi cinco años: entonces se circulaba alegremente a 140 y ahora mucha gente respeta la limitación a 110. El traslado a España de este sistema disuasorio británico ha sido un éxito; en el Reino Unido va a cumplir treinta años de vigencia. Ha habido quien reprochaba al Gobierno la reducción del límite de velocidad a 110 por un supuesto afán recaudatorio. Pero hay menos multas. Sin embargo, hay otro aspecto criticable dentro de esta medida: el permanente cambio de velocidad máxima. Un zigzag, 80, 90, 100 y 110, que exige al conductor un ordenador a bordo o un copiloto muy concentrado.

Esta Semana Santa, con algo menos de circulación de la prevista por Tráfico, que era de casi tres millones de desplazamientos en Andalucía, los accidentes mortales están de momento algo por debajo del balance del año pasado. Y eso, a pesar del mal tiempo. Así es abril. Hay sol en los encinares y charcos en las carreteras. Ya lo decía Machado.

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