Cifras y letras del machismo

En Málaga, en los seis primeros meses del año, se pusieron 3.230 denuncias por violencia de género

Las cifras son demoledoras. En Málaga, en los seis primeros meses del año, se interpusieron 3.230 denuncias por violencia de género. Hay 16 menores de edad en un programa de seguimiento tras los malos tratos de sus exparejas. En España van treinta y nueve mujeres asesinadas desde enero, cuatro de ellas en Andalucía. Alejando la mirada, en Alemania, ese paradigma de la eficiencia cuyos números envidiamos, el primer año que se realizan estadísticas sobre este problema ha salido a la luz que, en 2015, 331 mujeres murieron a causa de la violencia machista.

Pero la letra es aún peor. Como la escrita en el grupo de whatsapp de los violadores de San Fermín, en el que hablaban de drogas para sedar y se jactaban de sus abusos grupales. Como el guion de las películas porno grabadas hace unas semanas en plena calle de Madrid y Barcelona en las que se violentaba y vejaba a las mujeres. Como esas estrofas posesivas del reggaeton que se bailan cada fin de semana.

La dificultad de abordar la violencia de género como un problema que afecta a toda la sociedad se incrementa cuando aparecen demagogos del liberalismo que distraen la atención con excusas malintencionadas: "Aquella chica iba sola con cinco hombres de madrugada, si se paga es un negocio como otro cualquiera…". Siendo estos los pretextos más lerdos, preocupan más los que pecan por elevación intelectual. Una parlamentaria de Podemos pedía esta semana sacar el machismo de los burdeles, que debe ser algo así como sacar las conductas infantiles de la guardería. La razón de ser de un prostíbulo es la mercantilización del cuerpo de la mujer en condiciones de desigualdad, el control de la sexualidad está en el ADN del machismo.

La última moda de los famosos augura tiempos peores para la demagogia sobre la explotación del cuerpo de la mujer. Los niños que esperan ser adoptados no les valen sino que quieren que se les parezca y eligen a la madre como a un cacho de ternera en la carnicería. El dinero hace que los deseos se conviertan en derechos y se alquilen úteros como si fueran coches, como si el embarazo sólo afectara al monte de nuestro ombligo.

Estas cifras y letras muestran que la violencia de género no es un juego y adquiere nuevas formas con el tiempo. Habrá que seguir preocupándose por ella aún muchos 25 de noviembre.

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