La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Cifuentes, de mal en peor

¿Para qué necesita Cifuentes un máster insustancial en una universidad menor y, encima, haciendo trampas?

Como todas las crisis que se niegan con obstinación o se afrontan con torpeza, la del máster de Cristina Cifuentes no ha hecho más que agravarse desde que la filtraron sus enemigos dentro del PP (que son los peores, como se sabe). En el momento en que escribo, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene menos porvenir político que la Falange en Trebujena.

Cada día que ha pasado, y han pasado más de dos semanas desde que el caso estalló vía eldiario.es, se han conocido nuevos datos, irregularidades y contradicciones sobre el presunto -ya hay que hablar así- máster que Cifuentes jura haber hecho en la Universidad Rey Juan Carlos. Resumen: se matriculó después de haber empezado el curso, no acudió a las clases, hubo un error en las notas de dos asignaturas, no encuentra su trabajo de fin de máster, no existe o se ha perdido el acta del tribunal que evaluó ese trabajo, el rector ordenó al catedrático al frente una "reconstrucción" del acta inexistente, la presidenta del tribunal dice que en el acta "reconstruida" se ha falsificado su firma... ¿Esto es un máster de la universidad o ese producto al que se atribuye una enormidad de trampas: una película de chinos?

Sea lo que fuere, en manos de la Fiscalía se encuentra el sucedido. Lo han llevado al terreno penal los directivos de la Universidad implicada tras la revelación de la presidenta del presunto tribunal académico de que ella no ha examinado ni firmado nada, y también varias asociaciones de estudiantes, preocupados por si este escándalo destruye el prestigio de la Rey Juan Carlos, que ya viene siendo cortito.

Es una de las lecciones del máster tóxico de Cristina Cifuentes: la enseñanza universitaria en España es de mucha cantidad y poca calidad, agrietada por la endogamia y la gestión corporativa, y alejada de la meritocracia y la búsqueda de la excelencia. La otra es la vigencia entre nosotros del mal endémico al que se refería el viernes mi compañero Luis Sánchez-Moliní: la titulitis. El afán patológico por colgar un título de licenciado en el despacho es poco para la sociedad actual, ahora se pelea por un máster en el currículo.

Aun así, sigue constituyendo un arcano para qué necesita Cristina Cifuentes, que ha sido delegada del Gobierno en Madrid, es presidenta de la Comunidad y podría ser sucesora de Rajoy (ya no, claro), engordar su vanidad con un máster insustancial en una universidad menor. Encima, haciendo trampas. No se entiende.

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