Ciudadano Albert Rivera

Hay obsesión para que en el partido no se visualicen baronías que puedan hacer sombra al líder Albert Rivera

Ahora que Alfonso Guerra placea su nuevo libro y se encarga de volver a desmentir su autoría en algunas maldades que se le atribuyen, como la de "el que se mueve no sale en la foto", me resulta chocante la pujanza de un partido que, ahora mismo, es posiblemente el más opaco de todos los que juegan con posibilidades de alcanzar buenos resultados en la ristra de elecciones que se avecinan: Ciudadanos. O más bien Ciudadano Albert Rivera. No es que existan movimientos de dirigentes para aparecer en la foto es que directamente no hay foto.

Pero, ¿quién manda en la formación naranja, por ejemplo, en Málaga? Existe un coordinador, Vicente Sánchez, del que hasta ahora hemos conocido muy poco. A finales del año pasado informaba de que el partido se acercaba a los 6.000 inscritos en la provincia y su implantación alcanzaba el 88% del territorio, con 21 agrupaciones. Pese a proclamar la fórmula de las primarias como santo y seña para alcanzar el poder, a estas alturas desconocemos en qué ciudades se celebrarán esos comicios internos para elegir candidatos. Porque sus normas dicen que si en una agrupación no hay 400 militantes, la decisión se deja en mano de la dirección nacional, es decir, de Rivera.

Y alegan que ni siquiera en la capital alcanzan la cifra requerida para formalizar los comicios internos. El portavoz en el Ayuntamiento de Málaga, Juan Cassá, se libraría de someterse al escrutinio de sus compañeros y espera la bendición del dedo de Rivera que, hasta hace no mucho, no tenía previsto inclinarse a su favor. El partido sufre una debilidad estructural porque parece concebido sólo para competir por la Presidencia del Gobierno. El resto de citas son menores. Además, hay obsesión en la cúpula para que no se visualicen baronías que hagan posible sombra al jefe. El ejemplo más claro es el de Juan Marín, flamante vicepresidente andaluz, pero atado en corto desde Madrid.

La formación tampoco es un apacible lago de aguas cristalinas. Los niveles de marejada están muy presentes. En el mismo Consistorio de la capital, Gonzalo Sichar intenta hacer todo lo posible para evitar que repita Cassá. En las listas al Congreso, es más que probable que se caiga Irene Rivera, la última número 1 que cumplía el perfil exigido. Una profesional con trayectoria, es piloto de helicóptero, y sin contaminación política anterior. Pero a Rivera le repechan que participó en maniobras para socavar la autoridad del gran líder de su mismo apellido. Guillermo Díaz es la nueva figura emergente.

Es curioso que el marketing catapulte a un partido con gran imagen entre el electorado, pero con un hiperliderazgo y un culto a una persona preocupantes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios