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El problema de Bendodo no es su continuidad al frente del PP sino en cómo diseñar la transición a la Alcaldía

Año de transición pero con muchas incógnitas políticas por resolver. Los socialistas deben dar el primer paso con la convocatoria del congreso federal para elegir un nuevo líder del partido. ¿Puede resistir el PSOE cinco meses más en este limbo, con la respiración asistida que le presta el PP, una vez conseguido el objetivo de neutralizarlo como alternativa de gobierno?

Antes de las Navidades, un veterano dirigente del partido me aseguraba que la gestora convocaría la próxima semana el cónclave para marzo porque ya no tiene más sentido retrasar el proceso. Desde su óptica Pedro Sánchez estaría ya amortizado, el futuro pasa por Susana Díaz y el relevo de ésta se encuentra ahora mismo al frente de la Alcaldía de Sevilla. Es la primera vez que alguien con galones en esta formación me cita el nombre de Juan Espadas. Y con gran sentido pragmático me aseguraba que las convulsiones en que ahora mismo está inmersa la Junta, sobre todo por los problemas de la Sanidad, concluirán en cuanto se regularice la situación de 30.000 interinos, algo que en su opinión debió hacerse hace tiempo.

Pero el hipotético salto de Díaz, aunque pueda compatibilizar el puesto de presidenta del Gobierno andaluz con la secretaría general del partido, en una legislatura en la que hay coincidencia entre los socialistas del actual aparato y Rajoy para que sea lo más larga posible, sí obligaría a designar un nuevo líder del PSOE andaluz. Y las bicefalias nunca han funcionado bien ni entre amigos íntimos como Manuel Chaves y José Antonio Griñán, y tampoco en el anterior intento con el propio Chaves al frente del Ejecutivo y Carlos Sanjuán como responsable del partido durante seis años hasta 1994.

Tampoco tengo dudas de que en Málaga Miguel Ángel Heredia intentará seguir como secretario provincial, si se conserva el tándem con Francisco Conejo, aunque la continuidad no es la mejor receta para cambiar la dinámica de un partido aletargado y con escaso pulso.

Más fácil en el PP. Elías Bendodo ya ha anunciado su propósito de presentarse a un tercer mandato y en Málaga sería complicado encontrar a un grupo de militantes con ascendencia que fuese capaz de discutirle en estos momentos su autoridad para continuar. Aunque es cierto que los presidentes populares, al menos sus antecesores más directos, solían solicitar el relevo tras cumplir el segundo.

El problema de Bendodo no está en el PP sino en la Alcaldía y en la cohabitación con Francisco de la Torre para preparar una transición de cara a las elecciones de 2019. Seguro que alguien sueña con los 70 embajadores que ahora tiene que nombrar Rajoy y la oportunidad que representarían.

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