Claves

'Claves de Razón Práctica' es una revista cuya existencia puede servirnos, y, además, llenarnos de un orgullo

Lleva años y años cumpliendo una labor discreta y precisa. Sin apenas ser citada en los primeros planos de la política ni en el bullicio de la cultura del espectáculo. Sin embargo, es una de las grandes empresas intelectuales de la España democrática. Ocupa ese necesario espacio intermedio que se extiende entre el libro acabado y el artículo periodístico de opinión. Cada dos meses sale a la calle y llega a los escasos kioscos de prensa, de una manera casi reservada, sin aspavientos; pero ha logrado publicar ya 262 números. Sólo pendiente de proporcionar las reflexiones y la argumentada información que el país necesita. Ni una concesión a lo fácil ni al titular oportunista, ni a contentar a los poderosos. Un ejemplo ético y teórico de continuidad en un mundo lleno de improvisaciones, turbulencias y aventuras efímeras. Hubo desde el primer momento, por parte de los promotores, conciencia de lo que urgía y de lo que sobraba y, sobre todo, su primer director, Javier Pradera supo mantener unas convicciones sin dar entrada al sectarismo polémico y enredador. Por fortuna, a la muerte de éste, su nuevo director, Fernando Savater, ha proseguido y potenciado estas mismas líneas.

Así, quizás sea oportuno, pues, recordar que Claves de Razón Práctica es una revista cuya existencia puede servirnos, y, además, llenarnos de un orgullo complaciente ahora; lo mismo que la Revista de Occidente, de Ortega, o La pluma, de Azaña, pudieron satisfacer a los españoles de entonces. La misión desempeñada es la misma y similar también la voluntad y la sabiduría puestas en juego. Claves ha buscado, en todos estos años de andadura, confrontarse con las cuestiones palpitantes españolas, y con los problemas circulantes por la cultura europea, procurando enfocar lo inmediato, pero sometido siempre al tono exigente de la reflexión. El último número, de enero/febrero recoge, en su parte monográfica, varias contribuciones relativas al lema "sin leyes no hay democracia". Nada más adecuado que estas lecturas en unos momentos en los que la vida política española parece precipitarse y obliga a tomar rápidas resoluciones. Estos trabajos meditados, y bien expuestos, no exigen la dedicación temporal del libro, pero cuentan con las claves suficientes para analizar mejor las propuestas existentes. En situaciones como las actuales, en las que reina el desaliento, sobre todo por la cuestión catalana, la lectura puede que no sea suficiente antídoto para levantar el ánimo. Pero puede ayudar a comprender y a no dejarse engañar. Atrévase a leer Claves, pídalo en un kiosco. Se ayudará y estimulará a los que, con apreciable generosidad, escriben.

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