La retórica antigua convirtió en clichés lugares comunes de los que se servían los escritores con frecuencia. Hoy a esos lugares comunes los llamamos tópicos. Un uso excesivo hizo que el tiempo los trocara en expresiones triviales. La definición matemática puntualiza que existen también elementos triviales en su área, objetos o espacios topológicos con una estructura muy simple; opciones que, aunque poco interesantes, deben mencionarse por un afán de completitud. Pretendía hablar de tópicos y de números y encuentro un lugar común para ambos, lo trivial.

Como las meigas, los tópicos son una realidad que habelos hainos. De eso en esta ciudad algo sabemos. Más allá del famoso tópico granadino que ha dado lugar a estudios concienzudos, firmados incluso por foráneos, existen otros menos insignes que nos arman y nos precisan del mismo modo. Somos la tierra del chavico, lo dijo nuestro insigne poeta y debe ser cierto cuando Google lo confirma con una infinidad de entradas en las que chavico y Granada son inherentes. Características, habilidades, cualidades de un pueblo simplificadas, convertidas en estereotipos que van constriñendo a sus ciudadanos, mermando la creatividad de un modo arbitrario, situando, por ejemplo, a los funcionarios administrativos del lado más negativo, sobre todo si pertenecen al área de cultura. Aunque creo que las meigas habelas hainas, quiero dudar de tópicos, de estereotipos, de todo aquello que nos hace triviales.

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta pone en marcha una línea de fondos para la adquisición de libros destinada a aliviar la situación de parálisis económica y de actividad que atraviesa el sector del libro en Andalucía generada por el virus dichoso. Una iniciativa de 430.000 euros que, dice la resolución, debe tener repercusión directa en las editoriales andaluzas. Es decir, un dinero de los andaluces que debe recaer en empresas andaluzas. Repartido equitativamente entre las Bibliotecas Provinciales, Granada es la única que, veo para mi estupor en la factura de compra, destina la mínima parte del presupuesto que le han asignado a sellos andaluces, y de la mínima parte, amarrados a los tópicos, como nadie es profeta en su tierra, la más insignificante en editoriales de la propia ciudad, y "regala" la mayor parte de la asignación a un gran holding con domicilio fiscal mucho más allá de Despeñaperros. Un dinero, que es como agua de mayo en estos tiempos para paliar la crisis de pequeños negocios, se pierde como una gota de lluvia en un aguacero en las grandes compañías. ¿Tan triviales somos que nos ciega el brillo de los trust controladores del mercado? El buzón de sugerencias de la Biblioteca Provincial, dicen, lamenta a diario el excedente de bestseller.

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