Cobrarse un Pritzker

Tener un premio de la UIA, el RIBA o un Pritzker en tu ciudad viene a ser como tener un Picasso o un Miró

Málaga uiere un Pritzker. Bueno, lo quiere su alcalde, pero como es el máximo representante de la ciudad, también lo quiere esta. Y la verdad es la idea no es mala. Tener un premio de la UIA, el RIBA o un Pritzker en tu ciudad viene a ser como tener un Picasso, un Miró o un Dalí en tu casa. Pinturas por las que la ciudad apostó con la política de museos que vislumbró el primer Plan Estratégico y firmas arquitectónicas que se le siguen resistiendo. Lo intentó por primera vez en 2001, cuando AESDIMA invitó a Gehry a que presentara unas ideas para la esplanada del dique de levante y dijo que no cogía el lápiz si no era para firmar primero un contrato. Repitió en 2005, con la ampliación del CAC de Rafael Moneo que quedó aparcada con la crisis de 2007. Insistió en 2008, con el encargo de 202 VPO a Tom Mayne y la jugada le salió rana cuando este, con una visión de rentabilidad empresarial digna de su colega Gehry, fusiló el proyecto que había hecho en Carabanchel. Volvió a la carga en 2011, con el posible concurso sobre el actual solar del cine Astoria. Concurso que se anunció restringido a arquitectos internacionales y que, a caballo de la segunda vuelta de la crisis, en el 2012, se quedó en el anuncio. Por el camino, nos cayó un Moneo en forma de hotel mamotrético en el Hoyo de Esparteros. Con él por fin tuvimos un Pritzker, un RIBA y un UIA en el mismo edificio, aunque no sea en su obra más meritoria.

Ahora, el ayuntamiento acaba de sacar a concurso la enajenación de parte de los suelos de REPSOL y en el pliego se valora con 35 puntos la calidad de la propuesta arquitectónica que acompañe la oferta. La idea no es nueva. Desde la asignación de los proyectos de la Villa Olímpica de Barcelona a los edificios del Plan Especial de la Torre en Valencia, la historia del urbanismo está llena de ejemplos en los que la estrategia de rehabilitación urbana se ha complementado con la apuesta por una arquitectura de marca. Se trata de dotar de singularidad arquitectónica la actuación. Lo que es loable desde todos los aspectos ya que la obligación municipal no se limita a hacer caja. También es hacer ciudad. De esos puntos, 9 se obtendrán en función de los premios que aporte el currículum del arquitecto. Aunque en la práctica viene a ser como enamorarse a estas alturas de Gina Lollobrigida por su belleza de antaño, el procedimiento asegura que por fin nos cobremos el ansiado Pritzker.

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