Coherencia y oposición

En momentos de especial dificultad para el conjunto de la sociedad no todo enfrentamiento es entendible

La oposición a lo que se dedica es a oponerse; es su obligación. Aún así, aunque uno de sus principales cometidos es criticar al Gobierno de turno, no cualquier crítica sirve ni cualquier ataque es acertado. La credibilidad política que persiguen todas las formaciones y que es, en definitiva, la que les facilita el éxito electoral no es el resultado del volumen ni la intensidad del enfrentamiento, sino de su rigor y coherencia.

La controversia que el PP ha mantenido con el gobierno sobre sus medidas ante la pandemia puede considerarse frontal, intensa, firme o crispada, pero no siempre puede hablarse de justa y acertada. No se puede criticar a la vez una medida y la contraria sin caer en la contradicción y el absurdo. Desde el primer momento una de las críticas que se le plantearon al gabinete de coalición fue su actitud autoritaria, escasamente dialogante y despreciativa con los criterios y exigencias de los poderes autonómicos. Pero cuando el gobierno central cambia de actitud y acuerda atender las posiciones y decisiones de las comunidades autónomas la crítica se basa precisamente en la dejación de funciones y la falta de decisión. Resulta difícil de entender que gobiernos regionales que desde el primer momento reivindicaron mantener su autonomía de gestión y se quejaban de no participar en la toma de decisiones, ahora, cuando lo han conseguido y lo han pactado con el Ministerio de Sanidad, reprochen al gobierno central que no tome el timón e imponga una solución general y única para todo el territorio español. No deja de extrañar que algunas autonomías, que en base a sus propias competencias mantienen distintas medidas en cada provincia o comarca, incluso en cada distrito sanitario, según el grado de afección de la pandemia, ahora, al toque de corneta de su líder nacional, y en aras de la disciplina de partido, olviden sus propias decisiones y critiquen que haya 17 medidas distintas para estas navidades. Esta oposición contradictoria e incoherente resulta tan llamativa que difícilmente puede considerarse que aporte algo a la mejora de la situación y ni tan siquiera al propio beneficio del partido que la abandera.

Y es que en momentos de especial dificultad para el conjunto de la sociedad no todo enfrentamiento es entendible y, llegado el caso, a veces lo mejor para la credibilidad y el prestigio de los partidos de la oposición es precisamente no hacer oposición. En Europa algunas formaciones lo han entendido

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