Comienza la campaña

La percepción es que Europa se desentendió cuando se la necesitaba y ahora no importan sus llamadas de auxilio

Sin solución de continuidad. Faltan 29 días para una nueva cita con las urnas. En Andalucía, la tercera en apenas medio año. Ahora toca el 26 de mayo elegir alcaldes y eurodiputados. Lo próximo y lo lejano. Lo global y lo local. Aunque esas diferencias forman parte más del marco teórico que del real.

Pero desgraciadamente, Europa aún se contempla en la distancia, como algo ajeno. Sólo el miedo al Brexit ha agitado el fantasma de un símbolo muy descolorido tras la crisis económica. La percepción general es que el Viejo Continente se desentendió cuando sus ciudadanos más lo necesitaban. Y ahora a muchos ha dejado de importarles sus llamadas de auxilio y desean que prueben la receta de aquellos hombres de negro que inocularon el miedo. Y ésta no es otra que el populismo. El temor en las formaciones tradicionales es a que esas fuerzas emergentes con distinto apellido, pero nacidas de una misma semilla, copen las bancadas para destruir el sueño desde dentro. Ni Estados Unidos, ni Rusia y menos China verterán una lágrima porque una potencia competidora diluya su identidad en decenas de nacionalismos.

Pero ese debate tiene poco que ganar cuando debe compartir espacio con las claves locales. Si Vox será el gran protagonista de las elecciones generales del 28 de abril, la formación de Abascal ha resuelto presentarse a los comicios municipales en 17 localidades de la provincia. Las más importantes. Será curioso comprobar cómo trasladan el ideario nacional tan simple con el que se han hecho fuertes a las calles en obras. Pero lo cierto es que, de nuevo cobrarán protagonismo por la incertidumbre que su irrupción arrojará en los resultados. Hace cuatro años, las confluencias de Podemos, junto a Izquierda Unida, compensaron en algunos ayuntamientos el descenso del respaldo al PSOE. Ciudadanos se postulaba entonces como una formación capaz de pactar a derecha e izquierda. Ahora claramente se ha posicionado en un bando. El PP fue una de las formaciones más perjudicadas por el nuevo escenario, al punto de que la Alcaldía de Málaga ha sido la corporación municipal más importante gobernada por los populares en España en este mandato. Si antes la formación solía sufrir el aislamiento y precisaba de mayorías absolutas para alcanzar o conservar el poder, ahora cuenta con dos aliados que en realidad son contrincantes electorales.

La Izquierda también ha regresado a sus orígenes. A la disgregación. El férreo militarismo que el aparato del PCE imponía en la organización por encima de las siglas de camuflaje que utilizó para competir electoralmente. Ahora la debilidad de Podemos y de Izquierda Unida anima a los desencantados a emprender otras aventuras.

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