Si se trata de valorar el proyecto del hotel en el puerto de Málaga comparándolo con la altura de la Equitativa o la torre de la catedral, el interés no puede ser otro que el meramente cuantitativo. En su nueva versión, el proyecto mide 116 metros. Algo más que los 84 de la catedral, pero menos que los 130 del castillo de Gibralfaro. Un ejercicio curioso, pero de reducido interés en tanto que, a diferencia de Sevilla, no hay perspectiva urbana que lo encuadre con cualquiera de estas construcciones. En Málaga, las referencias visuales son otras porque también lo son las vistas desde donde podrá verse la torre. Aquí, una perspectiva fundamental será desde la aproximación tangencial a la ciudad por el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, que es desde donde no se ha recreado su visión con las distintas infografías.

Desde el paseo marítimo de levante, el perfil de la ciudad no es la propia ciudad. Desde ese punto de vista, Málaga se confunde con Torremolinos y Benalmádena para conforma el sutil zócalo de la sierra. Que es el verdadero perfil, o skyline en la jerga urbanística, de la urbe. Desde esa posición, la comparación del hotel no es con la catedral ni con el barrio de la Malagueta que, siendo un desacierto urbanístico, se frena en seco junto a la playa invitándonos a pensar en la suerte que tuvimos cuando se paró antes de meterse en el mar. Desde la playa de la Caleta, la referencia son las grúas del puerto, cuya altura solo es cuatro metros menos. Y con ellas, las diferencias son varias. Su posición cambiante, una construcción en la que predomina el vacío definido por el dibujo de sus aristas, y, sobre todo, la distancia a la que se encuentran, disminuyen su percepción que no termina de interrumpir el perfil de la montaña. Perfil que constituye la memoria visual de quienes viven la ciudad.

La perspectiva del edificio desde emplazamientos tan singulares como el Club Mediterráneo o la estación de cruceros lo muestran en toda su plenitud. Del mismo modo que lo hacen las vistas aéreas o desde el mar con la ciudad al fondo. Esa es su función y la cumplen sobradamente. Pero son vistas imposibles que solo se pueden imaginar con una infografía o conseguir con un dron. Del mismo modo que la recreación de la panorámica de Málaga desde las habitaciones del hotel es una buena idea comercial para vender el proyecto a sus promotores, pero no para quienes solo lo verán desde la calle.

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