El balcón

Ignacio / Martínez

Condena a una 'Familia' mafiosa

EN julio de 2000, en su alegato final del caso de las camisetas en la Audiencia de Málaga el fiscal anticorrupción Carlos Castresana dijo que Jesús Gil era el jefe de una Familia, de un grupo con una estructura jerárquica que había defraudado al Ayuntamiento de Marbella 1.400 millones de pesetas. Insinuaba que estábamos ante un grupo mafioso. Por aquel caso Gil fue inhabilitado y sustituido por un segundón como Julián Muñoz, que contra pronóstico sacó de nuevo mayoría absoluta en las elecciones de 2003.

La infinita inocencia del pueblo de Marbella produjo un resultado sorprendente. Ni siquiera Gil pensaba que los marbelleros iban a tener el cuajo de votarle otra vez, cuando ya había sido condenado por corrupción. Lo hicieron, pero el suplente ganador se acababa de hacer novio de una folklórica de postín, consideraba el éxito una cuestión personal y quiso convertirse en el nuevo padrino en vida del anterior. Lo liquidaron. Gil se jactaba de lo que se había gastado en comprar voluntades para la moción de censura contra Julián; más del doble de lo que se había embolsado con las camisetas.

El nuevo equipo era variopinto: se juntaron la gilista Marisol Yagüe, la socialista Isabel García Marcos y el andalucista Carlos Fernández. Todos ellos capitaneados por Juan Antonio Roca, como jefe de la organización a quien se condena a 240 millones de euros de multa por blanqueo de dinero. Ya ven que el negocio no paró de crecer en los locos años 2000. La sentencia de Malaya califica la trama de sistema generalizado de corrupción.

El entramado ha sido definido por la Justicia, pero los culpables no son sólo el medio centenar de condenados. Son también los partidos tradicionales que coquetearon con Gil, en particular el PP para entendimientos en la Diputación o en la Mancomunidad. Son PSOE, PA, PP e IU que compartieron gobiernos municipales con los posgilistas en Estepona, Ronda o Manilva. Son los sindicatos que pactaron convenios imposibles con plantillas infladas, o los medios de comunicación que le rieron las gracias a aquel señor gordo tan simpático que aparecía en una bañera con las mamachichos. Y los empresarios que lo vitorearon como un salvador. Son desde luego sus votantes, que ahora deberían pagar la cuenta de las deudas a escote. Las condenas serán pequeñas comparadas con las que pedía la Fiscalía, pero ayer ha muerto la Familia señalada por Castresana. La sentencia es el acta de defunción de una banda del crimen organizado.

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