Desde la Caleta

Manuel Atencia / Robledo

Congresos

ES curioso que el mismo fin de semana que el PSOE designaba a los delegados para el próximo congreso federal socialista, el PP celebraba cientos de asambleas para elegir a los compromisarios que participarán, 15 días después que el conclave socialista y también en Sevilla, en su congreso nacional.

Mientras los congresillos socialistas han copado las primeras páginas de todos los medios de comunicación, las asambleas en las que los afiliados populares han elegido, mediante listas abiertas, a los tres mil compromisarios que participaran en su congreso han pasado prácticamente desapercibidos.

Las cosas han cambiado radicalmente en cuatro años. En 2008 el PP, a pesar de que había sacado el segundo mejor resultado de su historia, perdió las elecciones, iniciándose entonces un peligroso proceso que pudo haber tenido graves consecuencias para el futuro político del centro derecha español. Gracias a la voluntad y la firmeza de Mariano Rajoy y el papel decisivo de Javier Arenas, de aquella derrota se cimentó un proyecto y una estrategia que ha llevado al PP a ganar todas las elecciones desde entonces y al Gobierno de España.

En cambio el PSOE celebró, también aquel verano, su congreso federal en el que un reelegido Zapatero triunfó sin oposición.

Hoy cosas se han tornado radicalmente. El PP está dedicado a su labor de gobierno afrontando su ambicioso programa de reformas y el PSOE asiste debilitado, dividido y desorientado a un congreso de incierto futuro.

El conclave socialista, además de decidir los equipos y la estrategia que van a desarrollar en la oposición, se celebra unas semanas antes de las elecciones andaluzas. Precisamente por eso llama la atención el espectáculo que han dado los socialistas andaluces. Si nos contaran que el guión de la estrategia política de Griñán -en el caso de que la tenga- la ha diseñado alguien que ha infiltrado en su equipo Javier Arenas, entenderíamos lo que lleva pasando desde hace tiempo y que ha tenido su colofón en los congresos provinciales y de forma especial en el de Sevilla.

El grado de enfrentamiento que actualmente vive el socialismo andaluz y la falta de autoridad de su presidente solo pueden conducir a agravar una derrota ya aceptada como inevitable. Parece evidente que los socialistas andaluces sólo se estén posicionando para el día después.

Si a tanta disputa interna y a la falta de liderazgo se le une el espectáculo del Gobierno autonómico, en el que el presidente dice en el Parlamento una cosa el miércoles y su consejera de Hacienda lo contrario el jueves, solo nos queda esperar que se acabe esto cuanto antes. Como me decía un amigo, hasta ahora no votante del PP, "en Andalucía necesitamos un gobierno serio como el que tenemos en España".

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