La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Corazón del Sur

Tras las lluvias y vientos de primera hora, a media mañana del domingo se descorrieron como un telón las nubes dejando ver el único escenario en el que para muchos de nosotros se puede representar la tragicomedia de la vida sin que se escore más hacia lo primero, la tragedia, que hacia lo segundo, la comedia. Comedia dramática unas veces, sentimental otras, agridulce casi siempre y cómica en no pocas ocasiones. Pero comedia, al fin. Los nubarrones, los grises, la lluvia, la luz dubitativa son escenario de desesperaciones y tragedias. El romanticismo, el existencialismo, el nihilismo son hijos de los países de días breves, inviernos largos y tacañería de luz. Por aquí abajo podemos llegar al estoicismo, al senequismo o a la soleá -"A todos nos han cantado en una noche de juerga coplas que nos han matado"-, pero raramente a la sorda desesperación nórdica. El sol y la luz lo impiden.

Tal vez nadie lo haya expresado mejor que Albéniz, Granados, Falla y Turina. Con todas las diferencias que van de dos catalanes a un gaditano y un sevillano, y de los muy distintos caracteres de los cuatro, una fuerza vital arrolladora, la simple alegría de existir, hermana su música siempre luminosa y vital aún en sus momentos más melancólicos o trágicos. Es una música nacida de la luz. El sevillano Rafael Cansinos-Assens escribió páginas admirables sobre esta alegría instintiva: "El Sur es la efusión, la llama viva, el cielo que lanza sin cesar estrellas errantes a todo los puntos del horizonte... El Sur es la eterna seducción generosa que incita al Norte a ser florido y pródigo. Para defenderme de la aridez, yo exprimo la esponja empapada en dulzuras de mi corazón del Sur".

Era de verse, durante el intermedio de sol y cielo azul de ayer, este volverse de los corazones a la luz como si fueran girasoles, este alegrarse sin motivo, esta voluntad de azahar en los naranjos, esta sensación -de Triana a San Juan de la Palma, de la Resolana a la Anunciación, del Porvenir a San Bernardo- de que por fin, aunque solo fuera por unas horas, era Cuaresma sevillana. Hacía mucha falta el agua que las lluvias han traído. Pero también necesitábamos estas pocas horas azules y luminosas. Tendremos sol y calores hasta hartarnos, y entonces echaremos de menos una tarde de lluvia y recogimiento. Pero lo que ansiamos es la limpia luz azul y el sol que ayer exprimieron las dulzuras de nuestro corazón del Sur.

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