La esquina

josé / aguilar

Cortejando a Podemos

HACEN bien PSOE e IU en dar por recibido el mensaje que enviaron un millón doscientos mil votantes españoles en las elecciones europeas de mayo. Básicamente fue éste: la izquierda tradicional no nos sirve, hace falta otra forma de hacer política, los partidos progresistas han envejecido mal, están obsoletos y apestan a rancio. Un mensaje que nace del movimiento de los indignados, que no estaba muerto, sino fermentando en búsqueda de su cristalización como instrumento político activo.

Creo que lo están haciendo mal, por el contrario, en la interpretación del fenómeno Podemos. En vez de leer el éxito de Podemos en clave de apelación urgente a la regeneración democrática, que es la argamasa que ha unido a sus votantes, lo están leyendo como inclinación irreversible del país hacia la extrema izquierda, lo que no es sino una espuma episódica de la realidad.

Un error de perspectiva y análisis. Socialistas y poscomunistas coquetearían con el suicidio si desoyeran las señales emitidas el 25-M por una parte de sus electorados más mimados, que echan de menos una izquierda más pegada a la tierra, una democracia más participativa y unos partidos más útiles y transformadores. Pero yo creo que su suicidarían mejor y más rápido si corrieran a abrazar al vencedor moral de las europeas... subiéndose a la ola juvenilista del radicalismo antisistema que representan Pablo Iglesias y compañía. Despojándose de sus señas de identidad en favor de una ideología condenada a no gobernar nunca en un país desarrollado que hace tiempo que no calza alpargatas.

Hay algunos síntomas de que esta tentación suicida ha calado parcialmente. Ninguno de los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE ha rechazado con nitidez los planteamientos ideológicos de Podemos. Con respecto a IU, acabamos de ver por dónde van los tiros: ha encargado su proceso constituyente -constituyente de la propia coalición, y también de España- a un diputado de 28 años, amigo de Pablo Iglesias, y elevado a su cúpula dirigente a la compañera sentimental del susodicho. Son algo más que guiños: ceremonias de cortejo alentadas por el alma antisistema que nunca ha estado ausente de Izquierda Unida.

El miedo y la zozobra del PSOE y el tembleque de IU los está infectando de podemitis, una enfermedad senil que no se cura con un lifting desnaturalizador, sino con cirugía interna de carácter local. Y serenidad.

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