EN mi larga carrera de pintor, he conocido a un gran número de profesionales y aficionados a la pintura artística como también operarios de pintura industrial (de brocha gorda, para entendernos) y un sinfín de artistas y artesanos que hacen de la pintura su vida, su medio, su expresión. También el oficio de pintor me ha llevado a conocer las técnicas de realización más interesantes por raras o adivinadas: la pintura al huevo, que tanto me recuerda a Manolo Mingorance. La pintura al fresco o en húmedo, acuarelas, gouaches, témperas, con otro sinfín de materiales y utensilios para sus usos: brochas, papeles, telas, tintas y otro gran etcétera. Hace días, buscando con Mariluz un blanco mate industrial que necesitaba nos quedamos atónitos al encontrar -muy publicitados- "zapatos para pintor". Unos grandes borceguíes, blancos, con gruesa suela de goma dibujada, fuertes cordones, con aspecto total de gran resistencia. Nunca relacioné los pies con la creación artística, ni me figuro a Picasso calzando tamaño zapatones...