La esquina

josé / aguilar

¿Cristina no se enteraba?

LA justicia popular y mediática ya ha condenado a la infanta Cristina y está a punto de condenar, si no lo ha hecho ya, al fiscal Pedro Horrach, por su firme posición contraria a que la hermana del Rey se siente en el banquillo. Lo considero, a Horrach, solvente e inmune a las presiones. Creo que está convencido de que la Infanta no es responsable penal de los numerosos y graves delitos presuntamente cometidos por su marido, aunque con responsabilidad civil como beneficiaria a título lucrativo de esos negocios ilícitos. Como Ana Mato en la Gürtel, según el juez Pablo Ruz.

Es lo que dicta la lógica jurídica, sustentada en la presunción de inocencia de todo el mundo y en la necesidad de pruebas consistentes para enjuiciar y condenar a cualquier persona, esté donde esté en la escala social y el marco institucional. La lógica profana va por otro camino. Sugiere que el papel de Cristina de Borbón en el caso Nóos no fue sustancialmente distinto al de la esposa de Diego Torres -el socio de Iñaki Urdangarín y coautor de la trama organizada alrededor de la vinculación de éste con la familia real-, para la que la Fiscalía sí ha pedido dos años de cárcel.

La Infanta figuraba en el patronato de Nóos aportando su apellido y su linaje al carácter pretendidamente humanitario y benéfico de este organismo, y también era socia de Urdangarín en la sociedad Aizoon, a la que era desviada una parte cuantiosa de los fondos concedidos por autoridades baleares, valencianas y madrileñas al mentado Nóos. Irregularmente y "por ser vos quien sois".

Es difícil imaginar siquiera que Cristina de Borbón no conociera de dónde salía el dinero abundante que le llegaba del instituto y la empresa de los que era socia y que ella administraba como mejor le parecía sin distinguirlo, según sus gastos y facturas, del que procedía de su propio trabajo en una entidad financiera. No pudo no saber lo que estaba obligada a saber. La ignorancia es culpable, que escribió Kundera.

Claro que hay una explicación alternativa: no se enteraba de nada, confiaba ciegamente en el hombre que ama. Como la Cate Blanchett de Blue Jasmine. Esa posibilidad diría mucho de su lealtad y su solidez sentimental, pero también de su nivel de inteligencia. Quizás en esta infausta tesitura una infanta de España prefiera pasar por tonta a pasar por el banquillo. El fiscal Horrach ha asumido esta hipótesis de trabajo. Con su lógica jurídica.

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