La esquina

josé / aguilar

Cuidado con el partidismo

NO es correcto. La presidenta de la Junta de Andalucía no tuvo tiempo para reunirse con Juan Ignacio Zoido cuando era alcalde de la capital andaluza, y ha tardado menos de un mes en visitar oficialmente al que lo es ahora, Juan Espadas. Mientras han coincidido en el ejercicio de sus altos cargos, Susana Díaz no apoyó con entusiasmo ninguno de los proyectos de Zoido en los que la Junta tenía alguna competencia, y algunos los boicoteó. Ha sido recibir a Espadas y del fructífero encuentro han salido velozmente impulsados dos proyectos menores y otros, mayores, comprometidos para su abordaje y ejecución.

Por si queda algún lector desavisado, informo: Susana Díaz es secretaria general del PSOE andaluz, el mismo partido en el que milita el novísimo alcalde Espadas (además ella lo puso como candidato a la Alcaldía de Sevilla, a la que accedió tras perder las elecciones, gracias a los pactos). Zoido, en cambio, es militante del Partido Popular, y fue alcalde entre 2011 y 2015, con un montón de concejales (20, de 33), protagonista de una derrota insólita: en sus cuatro años de regidor consiguió perder nueve ediles. Es raro encontrarse con una gestión municipal que sea a la vez tan respaldada en las urnas y tan efímera.

Pero, bueno, no es ése el tema de la columna de hoy. El tema es que la actitud de Susana Díaz con Zoido y con Espadas abona una sospecha abrumadora de partidismo. De un comportamiento sectario que resulta tanto más criticable por cuanto no queda reducido al ámbito de la lucha normal entre partidos políticos -al fin y al cabo, partido viene de parte-, sino que afecta a las instituciones. Susana es presidenta de todos los andaluces y le es exigible una conducta estrictamente institucional.

Sus simpatías partidistas -en este caso, más que de simpatía cabe hablar de identificación total- son inevitables, pero han de quedarse para las reuniones del PSOE y circunscribirse a las sedes socialistas. Espadas es hoy tan alcalde de la capital de Andalucía como lo era antes Zoido. Deben ser tratados con el mismo rasero por el Gobierno andaluz, con iguales restricciones presupuestarias y semejantes criterios de colaboración o desencuentro. Y quien dice Zoido dice Francisco de la Torre en Málaga, José Torres Hurtado en Granada -aunque sea machista- y Kichi en Cádiz.

Cuidado con instrumentar las instituciones para acudir en socorro de los amigos y ningunear a los adversarios.

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