Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Debate taurino

LA Mesa del Parlamento regional debe admitir hoy a trámite una iniciativa ciudadana para prohibir las corridas de toros en Andalucía. La propuesta cumple los requisitos, así que a sus autores les darán cuatro meses para recabar 75.000 firmas para que el asunto se debata en la Cámara. El debate tiene un resultado conocido de antemano. Pero aunque no prospere, es interesante que el segundo asalto de los abolicionistas se haga en el territorio español más genuinamente taurino. La identificación de lo andaluz con lo español en la imagen internacional del país, en el inconsciente colectivo nacional y en la propia mentalidad de los ciudadanos de la región es una oportunidad para que se ponga en evidencia la realidad de la fiesta.

También, por qué no, pondrá en evidencia a algunos abolicionistas. Llama la atención que contrarios a las corridas abominen de la bandera de España con el toro de Osborne. ¿En qué quedamos? Se supone que la campaña contra las corridas se hace para evitar que sufra el animal y en defensa del toro. Y el ejemplar de Osborne es un toro en libertad, en el campo, que contempla el horizonte. No está banderilleado, ni picado, ni estoqueado. Pero molesta a ciertos activistas, que acaban siendo antitaurinos. O sea, contrarios a los animales.

Y si hay mucha hipocresía en el bando contrario, un servidor, que es aficionado, no se encuentra más cómodo con los del bando propio. Un ejemplo. La corrida Goyesca de Ronda es un acontecimiento social de primer orden para una buena parte de Andalucía, especialmente de Jerez, Sevilla y Málaga. Es una cita que marca el inicio oficioso del curso. Este año, unos amigos de Fran Rivera Ordóñez, como apoyo a la fiesta, quisieron hacer el paseíllo, como areneros. La idea no era mala. Tampoco lo era llevar un virtuoso del clarín desde Sevilla. Pero entre los areneros estaba el escritor Sánchez Dragó, que se preocupó bastante más de lucirse para la galería que de hacer seriamente su labor. Vengan sonrisitas para los tendidos y vengan saludos mientras amontonaba arena aquí y allá, en vez de esparcirla... Se lo pasó en grande el hombre. Lo mismo cabe decir de los alardes solistas del clarín. El empresario Rivera Ordóñez en vez de adornar la pasarela local en la feria de septiembre haría mejor en traer a Ronda toros con más trapío y más bravura. Una corrida de toros es una cosa muy seria, no es una charlotada.

(Lo más seriamente taurino de este año en Ronda ha sido la excelente exposición que con motivo del 225 aniversario de la plaza ha preparado la Real Maestranza. Documentos, escritos, grabados, fotos y carteles ilustran la construcción de la plaza y sus dos siglos largos de existencia. Un grupo escultórico de 27 figuras del Museo de Arte Taurino de Valladolid y una recreación aérea de cómo sería Ronda en 1785 son dos de las joyas que encontrarán. No se la pierdan).

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