Editorial

Déficit público: cumplir para exigir

LOS datos sobre déficit público del pasado año presentados por el Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas ponen de manifiesto el enorme ajuste que se ha realizado en España en 2012, pero también el reiterado incumplimiento de los objetivos al que nos comprometemos con las instituciones europeas. El déficit conjunto del Estado se situó en el 6,7% del PIB, frente al 6,3% comprometido, fundamentalmente por el desvío de las cuentas de la Seguridad Social, afectadas por la reducción del número de cotizantes y por el aumento notable del número de pensionistas. También el déficit de las comunidades autónomas superó en 0,23 puntos el objetivo del 1,5% del PIB previsto, con un comportamiento desigual por comunidades, pues mientras la mayoría de las comunidades lo redujeron por debajo del objetivo (con Extremadura a la cabeza con un déficit del 0,7%), otras lo superaron, con el máximo de la Comunidad Valenciana (3,5%). Andalucía presentó el tercer déficit más elevado (2,02% del PIB), lo que ha exigido recortes significativos en el gasto público regional ante la disminución de los ingresos, aunque posiblemente no sea suficiente motivo para exclamar la "enorme satisfacción" de la Consejera Martínez Aguayo, ni el "magnífico resultado", pues no se han cumplido los compromisos y la mayoría de las comunidades autónomas han contribuido al proceso de consolidación fiscal de forma más significativa, con menor aumento del paro y con menor reducción del PIB. En el caso andaluz hay que resaltar que el Gobierno de Griñán ha luchado contra viento y marea para mantener unas políticas sociales que son la base de su programa y que en otras comunidades, gobernadas por el PP, se han visto recortadas. En cualquier caso, hay que insistir en que el objetivo de déficit público, como otros compromisos internacionales, es para cumplirlo, pues de ello depende la confianza exterior en nuestro país. En un momento en que el proceso de recesión afecta de forma generalizada a la Unión Europea y que la política de austeridad está causando estragos en los países periféricos, la necesidad de suavizar los ajustes para permitir la recuperación económica es un clamor social compartido por la mayoría de los analistas económicos, pero los ortodoxos del equilibrio presupuestario temen que si se disminuye la presión sobre los incumplidores países periféricos, se relajará la imprescindible política de consolidación fiscal. Seamos escrupulosamente cumplidores de nuestros compromisos y podremos ser más exigentes.

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