La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Dejará la UE sola a Andalucía?

La solución de este drama humano y factor de desestabilización política corresponde a la UE

Empezamos a comprender a Italia. No se apresuren a descalificarme. No utilizo comprender en su cuarta acepción (encontrar justificados los sentimientos de otro) sino en la tercera (entender algo). La diferencia es importante porque en este último caso comprensión no implica justificación. Lo que está empezando a pasar en el sur de España hace años que pasa en el de Italia: una avalancha de desesperados de la que las autoridades europeas se han desentendido casi totalmente. Desde Bruselas, Estrasburgo y la mayoría de los países europeos no afectados llegan condenas por una parte y humanitarias buenas palabras por otro. Pero no llega ayuda porque no se asume que no se trata de un problema de Italia, Grecia o España, sino de Europa. Y que la única solución a la vez humanitaria, realista y no desestabilizadora solo puede darla la UE. Durante años se ha dejado a Italia sola con el resultado del hartazgo, miedo o impotencia sobre los que arraigan los populismos de extrema izquierda o derecha. Y ahora le está tocando a España, sobre todo -o casi exclusivamente- a Ceuta y Andalucía.

Por complejas razones históricas desde el final de la Edad Moderna el sur se ha ido hundiendo mientras el norte crecía impulsado por la Revolución Industrial. Y por razones geográficas las costas del sur son las más accesibles para las oleadas de desesperados procedentes de África. La unión de debilidad y proximidad ha dejado a las regiones del sur en una situación límite con respecto a la migración mientras el resto de Europa mira para otra parte sin privarse de dar esas lecciones tan propias de los fariseos: "Dicen una cosa y hacen otra. Echan cargas insoportablemente pesadas sobre los hombros de los demás, mientras ellos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo".

España es ya la entrada principal a Europa de los migrantes, por encima de Italia y Grecia. Y Ceuta y Andalucía son las más afectadas: en seis meses, con 22.711 llegadas, la migración se ha incrementado un 114% con respecto a 2017; en los tres últimos días la llegada de 1300 migrantes ha colapsado los ya desbordados servicios asistenciales andaluces; ayer entre 400 y 600 subsaharianos saltaron la valla de Ceuta. Frente a este drama humano, que es también un factor de desestabilización política, no caben buenas palabras sino eficaces acciones humanitarias y realistas. Y no sólo de Andalucía o España, sino de la UE.

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