Diario de una cuarentena (IV)

Ahora, más que nunca es deseable filtrar la información que nos llegue durante esta cuarentena

Hago elíptica mientras veo otra película. Me adentro en la vida de Churchill con "Amenaza de tormenta" y recuerdo al Lord del Almirantazgo asumiendo la responsabilidad del fracaso en Noruega. Pero no logro imaginar a la oposición laborista presentando una denuncia penal por no haber evitado que Hitler se los merendara. Escucho la enésima acusación al Gobierno por "improvisar" cada día y concluyó que, en febrero, el resto de España sabía lo que había que hacer hasta el último detalle. Aunque antes del 13 de marzo no hubiera cristiano capaz de renunciar a la Semana Santa. Ni a la Liga. Ni a un mitin para acusar al gobierno de no desautorizar las manifestaciones del 8 M por el riesgo que suponían. Las suyas, no. Y entonces alguien se acuerda de que Francia se prohibieron las de más de 1.000 personas y se olvida que se excluyó a las que se consideraban necesarias para la "vida del país". Oigo a Churchill prometiendo sangre, sudor y lágrimas, y me imagino a un montón de ingleses creando un millón y medio de cuentas para difundir noticias falsas sobre la marcha de la contienda. Y a los servicios de contraespionaje deteniendo a sus autores por quintacolumnistas. Pero no consigo imaginar a Clement Attlee anunciando un recurso ante el Constitucional como el que anuncia Vox por considerar que el estado de alarma es un estado de excepción encubierto, a sabiendas que no tiene ni pies ni cabeza y que, cuando el tribunal se pronuncie, su denuncia será pura anécdota. Lo que no es problema si uno es capaz de presentarse en el Congreso desobedeciendo el estado de alarma, a hacer no se sabe qué, que no se puede hacer desde casa, de la misma manera que millones de españoles trabajamos estos días. Y recuerdo que hace poco leí que el número de denuncias por saltarse el estado de alarma superaba al de infectados. Lo que significaba que teníamos más tontos que enfermos. Cosa que no tiene remedio. Sí, ahora más que nunca es deseable filtrar la información que nos llega durante esta cuarentena para no caer en manos de quienes quieren sacar redito de la situación. Y aprender de nuestros mayores, que superaron una autarquía que se extendió desde el final de la Guerra Civil hasta finales de los 50, cuando el régimen reconoció la inviabilidad de la política económica que sus planteamientos ideológicos habían impuesto. Aunque aquella y esta no tengan nada que ver. Próxima peli, "V de Vendetta".

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