Diario de una cuarentena (VIII)

Nos sobran expertos cuando lo realmente importante son los 'pertos'

Cuadragésimo cuarto día de encierro y espaguetis. El tiempo se echa encima e improviso en un país donde nadie que no esté en el gobierno lo hace. Lo que genera cierta inquietud a tenor de lo que se oye.

Casado pide en Mercamadrid que los trabajadores de los sectores esenciales cobren su salario bruto. Aunque no quiere ninguna reunión fuera del parlamento, durante el debate en el mismo no dijo nada al respecto. Se supone que para no tener que improvisar de dónde saldrá el dinero que dejará de entrar en las arcas del estado, ni explicar que eso no significa que después no paguen. Entre besugos, Dios ayuda a los que madrugan, y Casado tiene claro que estas personas "que están trabajando mientras otras estamos en casa" se lo merecen (no él, que fue hasta allí en lugar de hablar desde la suya como Arrimadas), pero no quiere improvisar una explicación sobre cuál es el alivio económico que necesita ese colectivo de trabajadores que aún no ha perdido su trabajo. Sobre estos, Ayuso ya ha concluido que es mejor que no se les ayude con una renta mínima para que no se acostumbren. Y quizás fuese para no improvisar otra explicación por lo que se saltó el turno en la reunión de presidentes autonómicos, concentró su saber en cinco minutos y se marchó a misa. Días antes contestó el ofrecimiento Gabilondo en la Asamblea de Madrid con que este no puede ser a costa de sus socios de gobierno. Lo que parece una reflexión más pensada que la exigencia de subordinar cualquier acuerdo nacional a la ruptura del PSOE con los suyos. Y la de su vicesecretaria de política social, que se niega hacerse la foto con "los que quieren destruir España", aunque ahora se trate de salvarnos todos, sin ni siquiera saber si será en color.

El domingo los niños salieron a la calle después de que decenas de expertos discutieran durante docenas su conveniencia. El gobierno prevé que los demás empecemos en unos días el desconfitamiento (confinados y engordando) y ha faltado tiempo para que los presidentes autonómicos salgan a explicar cómo hay que hacerlo. Considerando que todas las propuestas se sustentan en los informes de expertos, está claro que habíamos subestimado la capacidad científica del país. Nos sobran expertos cuando lo realmente importante son los pertos. El experto, como su propio nombre indica, es alguien que dejo de ser (ex) perto, persona especialista en una materia, poco dada a la improvisación.

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