El cuentagotas

Eugenio Chicano

Dios, Antonio Gala y Morante de la Puebla

INVITADO por María Gámez al burladero de Gobernación andaluza, tengo la fortuna de que mi sitio sea a la derecha de Antonio Gala. Conozco a Antonio desde mis primeras idas a Madrid -década de los 50- con el grupo de amigos de Fernando Quiñones, Félix Grande, Luis Rosales y tantos otros que me enseñaron tanto y a los que tanto debo. Sigue Antonio pletórico de imaginación, sabiduría y gracia, repasamos juntos las circunstancias de aquellos años hasta que la corrida se apoderó de nuestra atención. Ponce se expresaba valiente y seguro ante un difícil toro que ya había mandado a la enfermería a uno de sus subalternos. Entre anécdotas de Manolete con el padre de Antonio, Manzanares levantaba la plaza con su planta de torero estupendo y definitivo. Sin mirarse, después de un peligrosísimo revolcón, toreó entusiasmando al respetable y a nosotros mismos. Dejo para terminar a Morante de la Puebla. No tuvo suerte en su lote. Cuando toreaba primorosamente su primero Antonio me susurró al oído: "Que no pierda la conexión con la divinidad, que es quien le dice lo que tiene que hacer...".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios