La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Doble vara

Pena da ver que la vergüenza por la mentira sea mucha o ninguna según el partido en que milite el mentiroso

Asombra ver la normalidad con la que envuelven el nepotismo que afecta a las izquierdas. Es bochornoso verlos despejar cualquier atisbo de sospecha sobre su amiguismo y familismo, cubriéndolo con derechos como la igualdad y el mérito. Vemos cómo manejan con naturales al más puro estilo Manolete las acusaciones que osan poner en duda su legitimidad para el enchufismo. Su superioridad ética no admite dudas.

Ser becario de Podemos sin ir a trabajar no es reprochable para ellos. No hay máster tan importante como el de Pablo Casado, ni engaños académicos que, aun engordando sus currículos con tituletes de mercadillo, merezca similar atención de Informe Semanal o La Sexta. Entre Cristina Cifuentes y Begoña Gómez no queda duda de quién es la culpable y quién la progresista.

Que la mujer de Pedro Sánchez logre un gran contrato en el Instituto de Empresa a los dos meses de que su marido sea Presidente, no antes de ocupar la Moncloa, es igualdad. Acusarla de enchufada es machismo, para ellos. Si hubiera beneficiado a Viri, la mujer de Rajoy, lo giratorio de su credo hubiera tildado de felonía intolerable el hecho. Una indecencia, un abuso antidemocrático del poder, lejano a las necesidades reales de la gente. Pesa más ser del PP para no tener razón, ni derechos, que ser mujer a la hora de usar la igualdad como derecho. Las puertas giratorias válidas sólo desatascan su eje si el enchufe laboral afecta a los propios. Si el beneficiado es hermano de un ministro del PP, la arbitrariedad para ellos es un ataque directo a la igualdad de todos los ciudadanos. Pero si el hermano colocado es del Presidente socialista, contratado en un puesto creado ad hoc para él en Badajoz, ¿por qué dudar de la legítima aspiración del enchufado? Ser hermano, marido o esposa, solo inhabilita cuando es el PP quien promueve el favorcete.

De la titulitis curricular que exhibieron los ayer izquierdistas aspirantes, hoy mandantes, sólo expiden certificado de silencio como toda explicación pública cuando se les descubre el falaz engorde del currículo; son los mismos que exigen decoro desde párvulos a los del PP. La presunción de inocencia en España es un derecho que se niega a la derecha. Pena da ver que la vergüenza por la mentira sea mucha o ninguna según el partido en que milite el mentiroso. Doble vara es eso.

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