De Doha a Kabul en un santiamén

Lo más curioso de todo este nuevo avispero internacional es la reacción del Estado Islámico y de Al Qaeda

Cuando el pasado 29 de febrero de 2020, el gobierno republicano de Donald Trump y los talibanes firmaban el acuerdo de paz de Doha, nadie podía imaginar que fuera el nuevo presidente demócrata, Joe Biden, el que lo cumpliera a pies juntillas. Un pacto como ese, que apartó al gobierno afgano y que retiraba las tropas estadounidenses sin la más mínima seguridad para las mujeres afganas o los colaboradores diplomáticos, era una auténtica aberración, pero ahora lo siguen todos los países con absoluta vergüenza y resignación: ¿esto es lo que nos espera de la OTAN y de las alianzas internacionales?

Desde que España huyó precipitadamente de Iraq, incumpliendo con sus socios todos los acuerdos suscritos, parece que la técnica empieza a tener adeptos. Ahora es Joe Biden el que, obedeciendo a Trump, sale a trompicones dejando atrás armamento, medios, infraestructuras y documentación suficientes para que los talibanes puedan volver a implantar su régimen de terror sin el menor problema. Es más, la primera declaración talibán ha sido transparente: "Aquí no se va a implantar una democracia". Y mientras, los países comprometidos en la OTAN/ISAF callan y otorgan.

Lo más curioso de todo este nuevo avispero internacional es la reacción del Estado Islámico y de Al Qaeda. Ambos sí que han visto en la retirada estadounidense la sombra de Doha y el intento de dejar a los talibanes en solitario al frente de Afganistán. Y, aunque para cualquier ciudadano democrático la duda que se le plantea es ¿cómo serán estas tres organizaciones para tener que optar por unos salvajes como los talibanes?, el conflicto entre ellos está servido. Inmediatamente el Estado Islámico y Al Qaeda les han declarado la guerra a los talibanes, así que ahora la guerra civil continúa.

Pero, en todo esto, ¿que va a ocurrir con las niñas y mujeres que volvieron a estudiar, a ser independientes y a no vivir bajo la dictadura islámica? Los primeros avisos de que se les prohibirá estudiar, salir de casa sin compañía masculina o mostrar su cara en público no han hecho más que empezar. Otra vez la anulación absoluta de la mujer, como recompensa para los salvajes vencedores. Y nuevamente un atronador silencio internacional que invade los gobiernos y las cancillerías. Al final es muy fácil defender los derechos en los países democráticos, pero hay que ser muy valiente para denunciar los abusos y poner freno en las tiranías.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios