Cenacheriland

Ignacio del Valle

Dolores de diseño

Los gustos y modas son generacionales, lo nuevo siempre desplaza a lo clásico

Cartel de Semana Santa con polémica y palmas de pollinica. El tierno chivo expiatorio o cordero pascual para 2019 es José Antonio Jiménez Muñoz, pintor y cofrade. No perdemos una oportunidad para acalorarnos con la trascendencia volátil de los asuntos menores del incienso. La división vívida. Hay miembros de la hermandad de los diseñadores gráficos que consideran la obra un delito contra los sentimientos estéticos. Este vía crucis profesional no es comparable a los noticiosos percances judiciales, por ofensivos, de Javier Krahe y su receta de crucifijo, la pasión instagramera del chaval de Jaén que fue condenado con multa de 480 lereles por retocar la fotografía de una muy venerada imagen con su rostro y piercing, sin olvidar la performancia de Grita Maestre en sus universitarios años de despelote-político-universitario-anticlerical. El agravio Gólgota de los siervos de la tableta gráfica viene dado por el ninguneo de un colectivo local tan individualista y deslavazado que no cuenta con una asociación profesional influyente. Nuestros diseñadores gráficos más laureados se integran en AAD (Diseñadores de Andalucía) asociación caracterizada por el rigor utilitarista de la forma y función que evita estos pantanos bizantinos.

En la elección de los afiches para acontecimientos sentidos ya sean de feria, cine o semana de santo grafiti, hasta a la santísima trinidad le cuesta ponerse de acuerdo. Así de barroca es Cenacheriland. Mientras, los especialistas en el formato cartelero de 50 x 70 centímetros y proporciones alargadas, exploran la armonía, la sencillez, la claridad, el impacto y la comunicación relevante. Orgullo creativo en la elección de la imagen fotográfica o el tratamiento de la ilustración en sus incalculables combinaciones. La precisión de las fuentes tipográficas, la forma de las letras ya sean de palo, con latiguillo de serifa o dibujadas a mano alzada. La composición y jerarquía de los elementos mostrados. Un cóctel que según la sabia disposición persuade, hechiza o defrauda. Probar, probar y seguir intentándolo. Para Salvador Dalí, genio multimedia" Mi pintura es la fotografía a mano y en color de imágenes virtuales, superfinas, extravagantes, hiperestésicas de la irracionalidad concreta". Los gustos y modas son generacionales, lo nuevo siempre desplaza a lo clásico. Aun así, demasiadas propuestas no valen ni el papel en el que se imprimen. Es lo que los especialistas de las, cada vez menos, "artes gráficas" llaman manchar papel. Con estos dolores de diseño, llevamos la penitencia.

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