GANÓ Rubalcaba y no sé si será bueno o malo para la regeneración del Partido Socialista. Es decir, no sé si es la solución que necesita la socialdemocracia española para salir a flote. Si hubiera triunfado Chacón habría escrito lo mismo aunque reflejando recelos diferentes. No sé si es un beneficio para los socialistas que el partido lo lidere la misma persona que ha obtenido hace apenas unos meses los peores resultados electorales de la historia. ¿Cómo un perdedor puede centrar la esperanza de la recuperación absoluta? También habría dudado de que Carme Chacón, una candidata de perfil endeble y escasa convicción, fuera la garantía para enderezar la gruesa línea de decadencia trazada en los últimos años. Pero sólo podía vencer uno y así fue. Ahí están los resultados y los escasos 22 votos de diferencia que reflejan menos la seguridad que las dudas. Me ha resultado incomprensible que algunos se quejaran de la dureza de la campaña. A mí me ha parecido incluso versallesca en algunos momentos. Se habían cometido tantos errores y eran tanto lo que había que reparar y tantas las resistencia a doblegar que era lógico que saltara sangre al río. Un congreso sin un poco de sangre habría sido un congreso de horchata. El PSOE ha solucionado sus diferencias pero ¿llenará la orfandad de los electores de izquierdas?

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