La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

ERTE al legislativo

Han votado a favor y sin sonrojo, de ser declarados inservibles para los próximos seis meses

El objetivo de la militancia y el del partido, no siempre son unívocos. Hay rutas diseñadas desde la dirección central del sanedrín partidario que no siempre coinciden con lo que preferirían las bases, esos adeptos que no siempre salen en las fotos pero que hacen de todo para que no les falte agua ni sal a sus prefectos.

Es lógico querer mantener una unidad de acción en la estrategia, marcar la directriz adecuada que indique un camino lo más homogéneo posible en cualquier organización política, ya de por sí tan expuestas internamente a generar versos sueltos. El líder apuesta, su éxito o fracaso lo marcarán las urnas. Pero, de vez en cuando, a los muy cafeteros del partido se les aboca a un trágala cada vez más indefendible, por lo alejado que queda de su convicción democrática.

Hacer cargar a los disciplinados conmilitones con según qué decisiones del líder auto ungido de autoritarismo, tiene sus riesgos electorales. La militancia de base, la que se curra la calle con alma desprendida y absorta en el bienestar general más que en el beneficio particular, tuvo que tragar el pasado jueves con la defensa de un acto intolerable en democracia: suspender el derecho de fiscalización parlamentaria ¡durante seis meses! Sus señorías cerraron el Congreso por medio año, con el voto favorable de 194 diputados más preocupados en no desairar al césar supremo que en defender su función constitucional. Se añadieron a PSOE y Podemos, encantados, los del cuanto peor para España, mejor para sus taifas, así como los del qué dirán de nosotros si no votamos con el Gobierno. Apuñalaron la democracia representativa con la misma naturalidad con la que se piden un croissant y un té con leche en cualquier café del Retiro.

Y aplaudían a rabiar los de la mitad izquierda del hemiciclo. Esos diputados mandados por el jefe, sabedor de que contra su plan no hay alternativa numérica viable hoy, han permitido subsumir el legislativo en una suerte de propiedad privada del gurú ideológico espiritual, con la excusa del estado de alarma. Han votado a favor y sin sonrojo, de ser declarados inservibles para los próximos seis meses. ¿Se harán un ERTE de paso?

Debió ser tan abochornante el golpe de cesarismo que el presidente del ejecutivo tuvo el pudor de no vivirlo en directo. Y ahuecó el ala segundos antes de que interviniera el jefe de la oposición. Dejó claro el respeto que le merece el contrapeso que toda democracia necesita para no convertirse en autocracia.

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