ETA no nos deja

Los recibimientos a etarras son la admisión de la derrota: tanto dolor causado y tanta cárcel sólo a cambio de un homenaje

Arnaldo Otegi declaró ayer que hay 250 presos de ETA y que habrá 250 recibimientos cuando salgan. Y que quienes se declaran en contra de estos homenajes tratan de obstaculizar el proceso de convivencia. Lo dijo sin el menor atisbo de duda sobre la recta vía de su organización. El jefe de Bildu añadió que no se trata de humillar a nadie, sino de "recibir a una persona que viene a su pueblo". La convivencia batasuna no es recíproca. Mientras asesinos y criminales son recibidos como héroes, Maite Pagaza fue a Rentería, su pueblo, a dar un mitin de Ciudadanos el 14 de abril y la acosó una jauría antes, durante y después del acto. Hay quien puede volver a su pueblo y quien no puede.

En lo que va de año se han celebrado 17 homenajes a presos etarras y en 2018 fueron 63. Los últimos han sido muy teatrales: el de Zabaleta, ex número 2 de la banda, que cumplió 29 años de cárcel por cinco asesinatos, recibido como un paladín en Hernani, o el de Ugarte en Oñati, después de pasar 22 años en prisión por delitos como secuestrar durante 532 días a Ortega Lara. En su insolente declaración, Otegi ha añadido que no están dispuestos a que les digan a quién pueden abrazar o recibir. Pero ellos sí que dicen quién puede ser recibido y quién no.

La presidencia del Gobierno vasco ha replicado en un comunicado que el problema no es a quien abrazar sino la ostentación pública que se hace de esos homenajes y "su significación para la memoria crítica del pasado, del dolor provocado por el daño injusto causado". Todos los acosadores parecen tener la necesidad de hacer ostentación de su dominio. Y lo hacen con concentraciones en las que llama la atención la importante presencia de niños. El huevo de la serpiente está custodiado.

Una buena explicación de estos eventos la ha dado mi colega Josemari Calleja, que estuvo amenazado por ETA y llevó escolta durante años. Para él se trata de la más literal admisión de la derrota. No han conseguido nada por sus acciones, salvo arruinar sus vidas y todo lo que reciben a cambio es un homenaje a su vuelta al pueblo. Tanto dolor causado y tantos años de cárcel, para nada.

El asunto se enfanga al ser Bildu un actor de peso en los parlamentos español, vasco y navarro con cuatro, 18 y siete diputados respectivamente. Su querencia a abstenerse en favor de Sánchez en su frustrada investidura y en la elección ayer de María Chivite como presidenta de Navarra, ha proporcionado a los partidos de derechas munición para acusar a los socialistas de connivencia con los filoetarras, no sin razón. De una manera o de otra, ETA no nos deja.

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