Educación creativa

Pasar de sistemas de orientación académica a procesos de control político es muy simple

Al llegar a su fin la XXV Cumbre del Clima, presidida por Chile pero celebrada en Madrid, cabe destacar un hecho a la vez curioso y preocupante: la propuesta de incluir una asignatura de cambio climático en las enseñanzas españolas. Esto de modificar los planes de estudios en función de por dónde soplan los vientos empieza a ser demencial y debería llegar un momento donde se estabilicen, durante un número suficiente de años, nuestras enseñanzas, porque aquí nos jugamos el futuro.

Una de las principales características que han marcado el alto nivel alcanzado por los alumnos gallegos en el último informe Pisa ha sido precisamente la estabilidad de su sistema educativo. Cuando las demás comunidades abandonaron las clases de apoyo ellos las mantuvieron y enviaron profesorado allí donde fue solicitado. Incrementaron las clases de matemáticas e igualaron el número de textos literarios y científicos que leían sus alumnos. Sus resultados son hoy visibles y han logrado hitos tan importantes como que el número de chicos y chicas que se dedican con éxito al conocimiento de las ciencias sea equivalente. Probablemente estas nuevas generaciones gallegas sepan entender mucho mejor el cambio climático, gracias a su formación científica y tecnológica, que aquellos que sean obligados por esos planes nacionales de incierto futuro.

En los últimos años hemos visto cambios demasiado abruptos. Si queremos modificar los comportamientos sociales, incorporamos educación para la ciudadanía. Cuando surge con fuerza el movimiento feminista, incorporamos asignaturas de empoderamiento de la mujer. Ahora viene el problema climático y queremos arreglarlo con otra asignatura ad hoc. ¿Acaso cuando lleguen a España en febrero tanto el "Mobile World Congress" como el "Congreso de Laicos" vamos a proponer asignaturas de refuerzo en telecomunicaciones o en religión? Parece poco prudente si realmente nos preocupa una enseñanza transversal y en libertad de nuestros estudiantes, para que ellos elijan en su futuro lo que quieren realmente ser. Pasar de sistemas de orientación académica a procesos de control político es muy simple si sólo los gobernantes deciden el modelo educativo. Lo importante es que a cada edad se le sepan suministrar los valores y conocimientos que precise, mas allá de las tendencias ideológicas del momento. Como ya indicaba Ignacio de Loyola: "A cada cual según sus necesidades".

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