El zoco

juan lópez cohard

Efectos colaterales

Comienzo mi artículo, como no podía ser de otra forma, expresando mi alegría y satisfacción por la pronta recuperación de nuestro alcalde Francisco de la Torre. Afortunadamente, según leo, todo se ha quedado en un episodio perfectamente superable. Y, además, ¿qué no puede superar nuestro alcalde? Ánimo y al toro que Málaga está contigo, Paco, pero cuídate. Como cada semana, me veo inmerso en las páginas de mi periódico en busca de noticias y acaeceres de Málaga, pero ¿qué puede pasar en una ciudad que está vacía? Y vuelvo, como desde que se inició el confinamiento, a leer, pensar y observar las incidencias que la pandemia tiene y puede llegar a tener sobre nuestro futuro. Confieso que estoy viendo cosas, y sospecho otras, que me preocupan más que el propio coronavirus, pues a la postre, éste se marchará o se le vencerá con fármacos y vacunas, pero muchas de las medidas y actitudes que se están tomando desde los poderes gubernamentales, pueden llegar a ser muy duraderas, mucho más que la duración del confinamiento y las medidas sanitarias.

Me ha sobresaltado una reciente declaración del ministro del Interior, cuyo titular entrecomillado recojo: "No hay censura, sino una monitorización de las redes sociales por si hay discursos de odio". ¿Discursos de odio contra quién? Me pregunto. Venimos viendo desde hace mucho tiempo discursos de odio contra España, su bandera, el Rey, los andaluces, los "fachas", homófobos, racistas, etc., y nunca se intervino las redes sociales para perseguirlos. ¿A qué se debe que, aprovechando que el coronavirus pasa por amenazar al gobierno por su imprevisión e ineptitud, Grande Marlasca quiera controlarnos interviniendo las redes?

El tedio al que estoy sometido me lleva a retomar lecturas que ya tenía olvidadas desde hace mucho tiempo y he vuelto a releer el prólogo que George Orwell escribió, en 1945, para su Rebelión en la granja y que estuvo más de 20 años sin publicar. En él Orwell decía: "Es sabido que la Gestapo tiene equipos de críticos literarios cuya misión es determinar, por medio de análisis y comparaciones estilísticas, la paternidad de los panfletos anónimos". ¿Está Marlasca en plan jefe de la Gestapo?

¡Cuidado! La censura, incluso la autocensura que se ha creado mediante una ortodoxia por la que las personas buenas y bienpensantes aceptan determinadas ideas sin discusión alguna, es el arma más eficaz para encaminar a los pueblos hacia el totalitarismo. Y ni siquiera llega a ser necesario prohibir esto o aquello, porque basta con que alguien ose ponerse en contra de dicha ortodoxia para que sea marginado, silenciado e insultado. Tal está ocurriendo así en nuestro país que, periodistas, escritores, artistas e intelectuales en general, practican esa autocensura para no contravenir la ortodoxia de lo "políticamente correcto", esto es, por cobardía. La cobardía intelectual y la prédica de ideas totalitarias, llevan a los pueblos libres a no distinguir lo verdaderamente peligroso. Algo que puede tener, como el Covid-19, unos nefastos efectos colaterales.

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