La ciudad y los días

Carlos Colón

Embistiendo al engaño

HA tendido el Gobierno con tanta habilidad el capote, y el PP y la Iglesia han embestido tan bien al engaño, que la polémica sobre Educación para la Ciudadanía se ha saldado con una vuelta al ruedo para los primeros; hasta con pasodoble de Tejera premiando esta brillante faena que suma varios triunfos. Y eso que en el planteamiento de la asignatura (¿por qué no se limitó a una Introducción a la Constitución Española?) y en el disparatado contenido de algunos manuales había materia para darle un revolcón.

Que de entrada los derrotados hayan sido el PP y la Iglesia, proyectando la imagen de un bloque formado por la derecha y los católicos, es ya un triunfo. Y gratuito: se lo han servido al PSOE en bandeja los dirigentes populares y eclesiásticos. No importa que esta identificación no sea del todo socialmente cierta: los políticos y los obispos han logrado -ya hay que tener arte- hacer que la mentira política oscurezca, deforme y hasta entierre la verdad social. Gracias al dúo R&R (Rouco-Rajoy) otra vez parece que ser católico equivale a ser de derechas; y viceversa.

El segundo triunfo es lograr que la Iglesia parezca oponerse sin matices a una ética pública, laica y constitucional; con el PP como brazo político en versión democrática de la Santa Alianza o los Cien Mil Hijos de San Luis. En diálogo con el Gobierno se hubiera podido reconducir la cuestión, entendiendo la asignatura como una introducción a la Constitución y limándola de disparates adoctrinadores; pero parecía convenir a los tres -Gobierno, Iglesia y oposición- montar el zafarrancho y ver quién salía ganando; aún al precio de generar más crispación social y perjudicar a los alumnos. Ética y políticamente la cosa estaba perdida por parte del PP y la Iglesia antes de empezar: se pueden hacer objeciones puntuales a Educación para la Ciudadanía, pero no es razonable impugnarla globalmente aduciendo que arrebata a los padres la formación en valores. Ahora también han perdido la batalla judicial.

El tercer triunfo, derivado de los dos anteriores, es proyectar una imagen confesional de la derecha y una imagen polvorienta, integrista, defensiva y anti ilustrada de los católicos. Así lo han querido Rouco y Rajoy; y lo ha aprovechado Zapatero: más tonto de lo que parece habría sido de no hacerlo.

Mientras tanto crece el ruido que nos impide polemizar con argumentos racionales sobre esta y otras cuestiones; crecen los más rancios tópicos; crece el problema educativo y el fracaso escolar; y con ello crece la indefensión de nuestros hijos frente a indeseables inducciones que adoctrinan en anti valores.

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