Más Errejón

Del grupo fundacional de Podemos, probablemente era Íñigo Errejón el miembro doctrinalmente más firme

Del grupo fundacional de Podemos, posiblemente era Íñigo Errejón el miembro doctrinalmente más firme. Fiel seguidor de las teorías populistas de Laclau y Mouffe, estaba convencido de poder superar los arcaicos conceptos de derecha e izquierda e introducir en el tablero político la dicotomía casta/gente como el camino para crear un gran movimiento transversal que se convirtiera en una corriente política mayoritaria. De esta rigidez ideológica surgen las primeras diferencias entre Errejón e Iglesias cuando el secretario general de Podemos decide hacer causa común con IU y alinearse claramente en el campo de la izquierda radical. Este abandono de las esencias populistas son la primera causa de discrepancias. Pero esta firmeza doctrinal se une en Errejón con una visión pragmática y posibilista de la acción política que hace que desde el año 2015 abogue sin éxito por un acuerdo con los socialistas antes de dejar el poder político a la derecha. Estos dos hechos llevaron a ambos líderes a la ruptura que no fue, dicho sea de paso, un ejemplo de lealtad y ética.

Así las cosas, nadie podrá negarle a Íñigo Errejón el derecho a concurrir a estas nuevas elecciones. Otra cosa es aplaudir la conveniencia de este hecho o recibirlo como el acto de generosidad que viene a salvar a la izquierda, como si actualmente se encontrara perdida entre la abstención y el desengaño. Vayamos por partes. Está por ver, más allá de las discrepancias estratégicas sobre pactar o no con el PSOE, si existe un espacio ideológico y programático diferenciado de Podemos que justifique una nueva formación en ese ámbito de la izquierda. Es más, no se perciben diferencias programáticas esenciales entre estas dos formaciones. Por otro lado, los efectos positivos para la izquierda de su presencia electoral no deja de ser una proclamación bienintencionada, pero sin mucho fundamento. Cualquier lista electoral genera restos de votos que no pueden computar y que aleatoriamente van a alimentar a otras candidaturas de derechas y de izquierdas. Esto también sucederá con las que presenta Más País. Y si a esto le sumamos las circunscripciones en la que ha anunciado presentarse y en las que es difícil que consiga un diputado, la pérdida de votos válidos para la izquierda está garantizada. Por tanto, una cosa es defender el derecho que tiene Más País a presentarse a estas elecciones y otra bien distinta es adjudicarle el papel de salvador y potenciador de la mayoría parlamentaria progresista. Esto último es bastante improbable.

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