Error tipográfico

Es bueno que la ciudad tenga planes ambiciosos y es normal que se conciban a largo plazo

Fue hace unos días cuando el director de este periódico recordó como Pedro Aparicio tuvo que cargar durante los 16 años de su mandato con el sambenito de la promoción de obras faraónicas. Su mérito fue la remodelación de la plaza de la Marina con la construcción de un aparcamiento de ¡una planta de profundidad! y el encauzamiento del Guadalmedina en sus últimos 1.000 metros. Dos proyectos tras los que una ciudad miope no fue capaz de ver que lo verdaderamente faraónico fue urbanizar una urbe construida olvidándose las calles, el saneamiento o el agua.

Las obras de D. Pedro son pecata minuta al lado de la anunciada intervención a lo largo del tramo urbano del Guadalmedina, a la que se hace unos días se sumó el Plan Málaga Litoral, el proyecto que pretende soterrar el tráfico rodado entre el muelle Heredia y el hotel Miramar. 1.000 metros de encauzamiento son nada frente a la apuesta de regenerar el río a lo largo de sus 6 kilómetros desde la presa del Limonero. Un proyecto cuyo interés no es el cauce en sí, sino la transformación de toda la trama urbana que lo rodea y vertebra la ciudad de norte a sur. Como también es poca cosa el aparcamiento de la plaza de la Marina frente a los intercambiadores y aparcamientos que el nuevo eje proyecta en la misma plaza y frente a la estación María Zambrano. Es bueno que la ciudad tenga planes ambiciosos y es normal que se conciban a largo plazo. Su ausencia habría impedido la construcción de un metro que estos días vuelve a aumentar el número de pasajeros. Y eso es un activo para la ciudad, aunque hayamos tenido que sufrir durante lustros las obras.

Si la actuación del Guadalmedina podría hipotecar la capacidad inversora de la Gerencia de Urbanismo durante 10 años, el Eje Málaga Litoral tiene todavía que encontrar los fondos que necesita. Y lo realmente cierto es que, pese a que en su estimación más generosa el primero no requiere ni la mitad del esfuerzo económico que el que se acaba de presentar, aún no ha encontrado financiación. Del mismo modo que el metro que por ahora conocemos, con un coste algo superior al previsto para este nuevo eje, ha tardado casi 10 años en ejecutarse desde que se puso en marcha con el dinero ya buscado. La prensa ha recogido que, si todo va bien, las obras del eje litoral empezarán en 2024 y durarán 4 años. De momento parece que hemos cometido un error tipográfico al anunciar los plazos.

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