Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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La España fósil

Una propuesta electoral habla de legalizar las armas. Buena noticia para los fabricantes de chalecos antibalas

Como el neoliberalismo se entere que uno de sus brazos armados, la Mala gente que va apestando la tierra (así, en Machado), se le está adelantando y actuando por su cuenta, lo cruje. ¿Qué necesidad hay de armar a la población, como proponen esos hijos de la España fósil? Ninguna. El neoliberalismo deja que la gente se desahogue con los tuits; o con los nacionalismos, los supremacismos o los feminismos transversales, integrados por gente de intereses tan enfrentados que, en cuanto salen de la riada, se anulan. Además, si armas a la población, como piden los guerreros de la dura faz, no hay que descartar que las escopetas no se usen para suspender de vida a toda una clase de la ESO. O que le salga el tiro por la culata al usuario. Es lo malo que tienen las armas que, una vez que las compras, tiendes a usarlas para que no se enmohezcan. Sobre nuestras cabezas pende, a modo de meteorito, la bomba nuclear de Damocles. Inexplicable que no haya sido usada todavía. Si el neoliberalismo no ha aprendido con el caso nazi que estos movimientos que quieren ser martillo que aplaste a lo "enfermo" del cuerpo social, acaban espachurrando también a lo "sano", "es que tonto es". O es que empieza a olerse que los van a necesitar, armados hasta los dientes, para cuando llegue el día de la ira total. El día en el que estallen los popularicos, hartos de esperar a que los desfibrilen en las aceras de los hospitales, por falta de camas. Armas, batallas, glorias imperiales. Los que aspiran a reanimar a una España fósil, también celebran añejas victorias guerreras. No aluden para nada a las derrotas. Me informa un historiador inglés, con el que tuve el placer de lamer en Los Italianos unas Tetillas de novicia (Copa Gadea, la llaman los refinados), que en su país se levantan monumentos a las derrotas y a las victorias militares. Por el contrario, la grandeur francesa ha grabado como victorias, las derrotas que España infligió a los gabachos en la Guerra de la Independencia. Aquí, esos hombres de la tierra mala, citan Las Navas de Tolosa y Lepanto. Callan La derrota de la Armada Invencible o la de Trafalgar. Incluso se atreven a decir que, sin la batalla de Lepanto, todas las chicas europeas vestirían hoy día el burka. ¡Claro!, y, sin batalla, el Quijote no lo habría escrito un manco. Eso no tiene vuelta de hoja.

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