BREVIARIO

Alejandro V. Garcia

Ética fondona

EL estricto código ético de la Unión Europea permite a un ex comisario cobrar al menos 96.000 euros anuales durante tres ejercicios para "facilitar su inserción laboral". Lo ha dicho Michael Mann, portavoz comunitario de Administración, con el propósito de apagar las llamas levantadas por un chispa de un diario alemán que ha descubierto que la ex comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, y la de Consumo, Meglena Kuneva, compatibilizan el cobro del generoso subsidio de inserción laboral con puestos de trabajo relacionados con sus antiguas funciones en Bruselas. Al parecer, el estricto código ético imperante en la comunidad permite que esos encontronazos monetarios, por llamar al fenómeno de un modo reverente, puedan coincidir sin romper los límites de la decencia. El código ético de la UE debe ser un código riguroso pero fondón, de diez tallas por encima de la ajustada moral de los ex comisarios. Sólo así se entiende que puedan caber en él dos actividades o, mejor, una actividad remunerada junto con una renta para encontrar trabajo. Ya es increíble que un político profesional que ha ocupado uno de los ministerios europeos necesita tres años para lograr un ¿empleo? La crisis y los consecuentes ajustes de cinturón parece que han pasado de puntillas sobre los gastos corrientes de la UE.

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