Cambios

¿Quieres que cambiemos estas fiestas? A lo mejor es muy fácil. Cada año nos vemos metidos de lleno en la campaña de Navidad, campaña consumista, más de 2 meses de luces navideñas, compras desenfrenadas, de celebraciones, con amigos ahora, con compañeros después, con la familia más tarde, los coleguillas... ya estamos en una vorágine que nos distrae, nos absorbe, nos agobia, nos aloca a última hora. La disfrutamos dos o tres días, y luego nos pesa, sobre todo en los michelines , la tensión, y la paliza. Pero vale la pena.

Una vez más hemos estado en familia y hemos disfrutado viendo cómo han sido felices esos días tan llenos de cosas y cariño pero... tan vacíos de Dios. Cada vez hay menos tiempo de ir a Misa del Gallo. Cada vez cantamos menos villancicos porque ya se nos han olvidado. Estamos ocupados en una distendida sobremesa con una copa de cava en la mano y algún puro o un buen whisky con o sin coca-cola. Los niños ven la tele o juegan con la PSP o la Game o la Nintendo, hartos todos de comer. Cada vez hay más papás noel en los balcones y menos belenes en las casas ¿Cuánta gente se ha parado a pensar qué fiesta son estas? Lo sabemos todos, pero lo triste es que no nos importa ignorarlas; hay que acostumbrarse a los nuevos tiempos. Yo propongo a toda persona que aún celebren el nacimiento de Cristo, una sencilla iniciativa: que cada familia ponga en su ventana, en su portal, un póster con una digna y bonita figura de un Niño Jesús recién nacido o una Sagrada Familia, la noche del Nacimiento, con un sencillo lema que diga "estamos en Navidad". Casi todos tenemos en casa un ordenador o si no podemos recortar y pegar; otros podrán ir a hacer un buen número en una copistería y repartir; los niños pueden ser excelentes colaboradores. Ponedlo en vuestros escaparates, en vuestros negocios, en vuestras oficinas, tiendas de regalos, bazares, supermercados, restaurantes y allí donde la gente pase y pueda pararse a pensar un poco. Después de todo no es nuestra fiesta , si no la de Jesús. Alguno reflexionará. Y hará más o menos lo mismo, de "otra" manera.

Soledad Álvarez (Correo electrónico)

Noche mágica

No podemos celebrar el Nacimiento de Dios si no empleamos el corazón para humanizar y que nos duela tanto mal y hambre que existe en este mundo provocado por los egoístas. Las luces, los belenes, las canciones navideñas, las felicitaciones se hacen por costumbre, pero para que sea Navidad tenemos que comprometernos con los problemas que existen a nuestro alrededor y no pasar de largo. Paz y amor en esta Tierra y para que el Niño que va a nacer esté contento en el portal tenemos que amarnos como hermanos, ya que el Niño que nace lo tenemos como Dios de todos los hombres y mujeres. Feliz Navidad, con piedad, comprensión, humildad y amor a los que están faltos de esperanza y humanidad.

Manuel Ortíz (Correo electrónico)

La fiesta de Lisboa el 13 de diciembre fue tanto interesante como reveladora; la cumbre de Bruselas fue aburrida y vacía en gran medida de sustancia. Gordon Brown firmó el Tratado solo en una gran mesa, como si actuase en espléndido aislamiento en un juego diplomático de farsas. Dentro de la Unión Europea, la semi-ausencia de Brown del escenario se presenta ahora como un problema, desequilibrado el balance de los pesos pesados de la Unión, Francia, Alemania y Reino Unido. En Bruselas se habla mucho de la terrible química personal entre la Canciller alemana, Angela Merkel, y el Presidente francés Nicolas Sarkozy, incluso aunque la cooperación de la maquinaria franco-alemana permanezca. Sería difícil encontrar dos personalidades más diferentes, sugiere una figura senior. Merkel es una científica tranquila, atenta al detalle. Sarkozy es excitable y un puro animal político.

Muchas cumbres de diciembre han tenido enfrentamientos sobre la ampliación. Ésta podría haber sido una particularmente desagradable: la hostilidad de Sarkozy a la adhesión turca es visceral. Es más, esta es la razón para la creación del nuevo grupo de reflexión. En agosto Sarkozy dejó claro que Francia bloquearía conversaciones con Turquía (...)

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