Luces y sombras

Antonio Méndez

Falsa calma, preludio de tempestad

COMO a veces se dice, me repatea que los periodistas nos convirtamos en profetas de la actualidad, en augures de futuros acontecimientos, en oráculos que pronostican conflictos informativos. Nadie elevará a los altares de un premio los aciertos y en los errores siempre hallaremos coartadas para justificar que los hechos se desviaron del camino aventurado por nuestro fiable teclado.

Dicho lo cual, confieso que peco conscientemente porque es la única alternativa que ahora mismo me parece más interesante para navegar por estas línea de la realidad malagueña, tan plana estas semanas como las pelotas que bombardean estos días las pistas neoyorquinas de Flushing Meadows. Pero esta falsa calma malagueña oculta tempestades. Pronto ocuparemos minutos de telediarios y reverdecerán las horas de antaño en la programación rosa de la televisión, si una ruptura de época no lo impide. Atentos a los juicios paralelos cuando este mes arranque Malaya. La duda que me queda es si el asunto ya ha perdido un ápice de morbo, porque para eso los share son muy exigentes.

Pánico me da el subproducto de consumo de masas que se pueda crear. Igual convierten a Roca en el héroe del serial, porque toda buena película requiere de un malo redomado y para ese papel hay personajes de sobra. Pero vende más descubrir la otra cara del corazón oscuro. Y dudo mucho que estos programas apuesten por el fiscal anticorrupción como el bueno nacional.

Es el trago por el que hemos de pasar y no vendrá mal que Marbella recuerde en presente la lección, ahora que se detectan síntomas preocupantes en el gobierno de la alcaldesa Ángeles Muñoz. Hay quien da por superada la epidemia y pasa página del pasado, pero propicia que se ensayen unos primeros pinitos que bordean las más mínimas exigencias éticas. Esperemos que nadie sienta la nostalgia de volver a ocupar el prime time.

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