Falta política

Porque contenta sale en la foto. Si es que ya lo dijo el número uno: "aun no somos políticos"

Si eres responsable por haber nombrado a tu número dos, la Ejecutiva Provincial es responsable de haberte nombrado número uno. Y si pones tu acta de concejal a disposición de la Ejecutiva porque el número dos ha hecho algo en contra su opinión, la Ejecutiva Provincial debería poner sus cargos a disposición de la Nacional por el ojo clínico que tuvo cuando te eligió. Y siguiendo la cadena de asunción de responsabilidades, en último término debería dimitir el presidente del partido, responsable último, y líder nato y único número uno real. A fin de cuentas, según el propio coordinador local y candidato a la alcaldía ellos "aun no son políticos" (a saber qué entiende por ser político) y están a la espera de que los jefes les digan que medidas tomarán. El individuo como parte de un grupo dominado por un líder incuestionado e incuestionable. Responsable de todo salvo cuando sale mal, momento en el que se buscan "culpables" en los escalafones inferiores. Subordinados a los que solo les queda elegir entre la petición pública de perdón y el harakiri en la intimidad.

El asunto sería grave si no fuera porque es dramático. El desencadenante de la crisis de Vox en Torremolinos no es más que la participación de su concejala en la izada de bandera Lgtbi en el ayuntamiento, dando comienzo a la fiesta. Fue, según ella, tras avisar al número uno (según marca la jerarquía), que jura que no le dijo que iba a subirse al balcón y hacer declaraciones públicas (saltándose la jerarquía). Y todo porque, según dice, durante la campaña pensó que sus compañeros no eran tan radicales. El número uno la confundió. Según él mismo manifestó, dentro de sus filas "hay muchísimos homosexuales, incluso cabezas de lista" (que ahora deben estar mirándose de reojo). Y lo que parece más sorprendente para la sra. Cuín, "incluso un chico negro en Barcelona". Aunque esto preocupa menos porque, en ese caso, el color lo delata mucho. Pero es que, además, los de la derechita cobarde, haciéndose pasar por verdaderos caballeros españoles, le dejaron sitio en primera fila y le hicieron una trastada de la que no se dio cuenta hasta días después. Porque contenta sale en la foto. Si es que ya lo dijo el número uno: "aun no somos políticos". A fin de cuentas, ellos han venido aquí a luchar por sus ciudades o sus pueblos. Y por España, que está amenazada por el lobby Lgtbi, que debe ser de otro planeta, además de contagioso.

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