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Rafael Padilla
Violencia
La tribuna
SE va a iniciar una nueva edición de la Feria de Málaga. Desconozco si este año los políticos se verán tan poco como el año pasado. Siguen los malos tiempos para la política y los políticos. Pobre país que prescinde de la política por el desprestigio de sus políticos. España tiene un grave problema económico y sus gerentes no tocan la tecla adecuada para solucionarlo. En fin a la ciudadanía que no es tonta le preocupa la mala situación económica y suspende a los políticos porque no la arreglan o peor todavía no tienen ni idea de cómo la van a arreglar. Por lo tanto algo habrá que hacer y la sociedad civil organizada está dando pistas de por donde tiene que ir la solución. Saldremos de este momento, pero no volveremos a la situación anterior. Se impone más racionalidad, más austeridad y sobre todo más vergüenza.
En este sentido iniciativas como La Carta Malacitana con su decálogo de buenas prácticas para una alimentación más saludable está prendiendo en la sociedad malagueña y cada vez sus principios son más tenidos en cuenta y va calando entre sus gentes. Hace ya un lustro, por lo menos, un grupo de personas inquietas que vivimos en nuestra querida provincia decidimos fundar esta asociación que, entre otros objetivos, pretende actualizar y concretar un nuevo modelo gastronómico malagueño integrador de las cocinas comarcales y de las realidades gastronómicas y agroalimentarias de la provincia. Todo ello inspirado en valores fundamentados en la salud pública, la biodiversidad, la sostenibilidad económica y ambiental, sin perder de vista nuestra pertenencia a la cultura mediterránea.
Es preocupación de los asociados a La Carta Malacitana entre otras cuestiones la de potenciar el consumo de los productos de nuestra provincia. Movimientos con slow food o kilómetro cero están provocando esta revolución silente que tanto bien va a ocasionar a la cultura alimentaria. Por cierto, kilómetro cero es un concepto que cada vez es más conocido y que incluso tiene un local en Málaga con este nombre. Comer sanos productos locales y de temporada son sus credenciales y al igual que el movimiento slow food, nacido en Italia, su símbolo es el caracol. Un restaurante del caracol debe, entre otros requisitos, incluir en su carta al menos cinco platos kilómetro cero, es decir, que un 40% de sus ingredientes, entre ellos el principal, se compren directamente a un productor situado a menos de 100 kilómetros.
Cocina Kilómetro cero es una categoría relacionada con los ecochefs, aquellos cocineros que intentan conjugar el respeto medioambiental, la conciencia ecológica y la cocina, esta combinación da lugar a la denominada gastrobotánica. Algunos cocineros están muy concienciados con el consumo ecológico de proximidad y lo muestran en sus creaciones gastronómicas, procesan un sincero compromiso con la agricultura y la ganadería de proximidad y en la medida de lo posible evitan los alimentos industriales. Consumir productos locales, además de beneficiar a nuestra economía es más saludable y ecológico, ya que entre otras cuestiones evita el innecesario trasiego de mercancías para traer desde los confines de la tierra productos que aquí tenemos y viceversa. Los alimentos transgénicos no tienen cabida en estos restaurantes.
Pues bien, en nuestra pasada feria hubo una caseta en el real que presentó una carta con tapas y bebidas de nuestra provincia. Me estoy refiriendo a la caseta del sindicato Comisiones Obreras. Ajoblanco, fritura de pescado, sopas perotas y aceitunas aloreñas, ensalada malagueña, berzas, gazpachuelo, berenjenas con miel, morcilla de Ronda, quesos del Guadalteba, aguacates de la Axarquía, estupendas verduras de la Vega de Antequera, entre otros, por no mencionar los estupendos caldos de la denominación de origen de vinos y pasas de Málaga, estuvieron presentes todos los días en el recinto ferial.
Todo un repertorio de platos muy nuestros que hicieron las delicias de los que tuvieron la ocasión de desfilar por la instalación sindical. Desde esta tribuna quiero rendir homenaje a dicha iniciativa, que con tanta ilusión el equipo de la caseta obrera ha venido preparando en ediciones pasadas de nuestra feria, esperando que cunda el ejemplo y que todas las ferias de nuestra provincia, y sobre todo la hostelería malacitana se impregne de malagueñismo y nos deleite durante todo el año con tan suculentas recetas. Se admiten innovaciones, pero basadas en la tradición y en nuestros productos. Se me hace la boca agua nada más de pensarlo.
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