La gran familia

Después de escuchar a Rivera sobre el tema de las pensiones, tengo profundos remordimientos

La he jodido! Y lo peor es que no ha servido para nada. Después de escuchar el domingo pasado las propuestas de Albert Rivera sobre el problema de las pensiones tengo profundos remordimientos. No se trataba de fornicar a secas, había que reproducirse. Es un problema de solidaridad. Para no acabar jodidos, tenemos que joder aún más. O al menos, ser más eficientes. Es nuestra incapacidad, y no la de los que nos dirigen, la causa de que la caja de las pensiones se haya quedado estéril y ya no de más de sí. El español ha sido históricamente un hombre bajito, con bigote y eternamente cabreado porque no follaba lo suficiente. Con el crecimiento económico nuestra talla media creció quince centímetros, pero con la pérdida del bigote perdimos también la virilidad que nos convertía en un Sansón sexual para las suecas del Torremolinos de los sesenta. Nuestra descendencia es tan escasa hoy en día que se ha convertido en un escollo para mantener el sistema de pensiones. Hay que actuar rápido aun a riesgo de ser precoces y Rivera, que pretende cumplir con todos nosotros, ha parido la propuesta de crear más guarderías y conceder más permisos de paternidad. Lo sospechaba desde hace tiempo. Si mi casa no alberga los quince churumbeles de Carlos Alonso en La gran familia, es porque en mi condición de autónomo nunca he gozado de un permiso de paternidad. Ni de ningún otro tipo. Si nos ponemos ahora, a los pensionistas actuales les podremos empezar a subir la pensión dentro de veinte años. La precariedad laboral es el otro problema. Se resolverá haciendo todos los contratos temporales indefinidos. De las indemnizaciones por despido de esos contratos no habló, podía provocar algún aborto y disminuir una natalidad ya de por sí escasa.

A los jubilados de este país, a los que les han propuesto revalorizarles las pensiones al ritmo que crece su libido, lo que más les divierte de la propuesta de Albert es ponerla en marcha. Aunque la experiencia les dicta que la marcha atrás no será buena solución después. Quizás por eso se han echado a la calle. Sin posibilidades de contribuir con más críos, tiene todo el tiempo de mundo para protestar por las pensiones de sus nietos. Después de enseñarnos hace años cómo se hacen, ahora se empeñan en explicarnos cómo se defienden. A fin de cuentas, hace tiempo que alimentan a nuestros hijos y no les gusta el ejemplo que les estamos dando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios