Goebbels en el Palau

Para evitar responder a sus propias contradicciones, Torra repite, una vez tras otra, un discurso falseado

Torra inició el curso con una entrevista en la Sexta. El formato no le resultó especialmente incómodo. Ana Pastor puede preguntar lo que quiera, que él le contestará lo que considere oportuno. Como el resto de independentistas, juega una extraña partida de ajedrez, que a veces transmuta en póker, y otras, amenaza con convertirse en lucha libre. No hay obligación de desvelar la estrategia. Ni se le puede reprochar que no se saliera del guión, ni a la periodista que no sacara más. Ante las declaraciones de Tardá sobre la imposibilidad de "imponer la independencia sin contar con el 50% de catalanes que no lo son", invoca lo pacífico de su proceso frente a la situación de excepcionalidad de "miles de catalanes procesados" que no impide que "desde las prisiones se apele al diálogo". A la pregunta de por qué una ex consejera ha dicho que jugaban al póker de farol, contesta que "con los años sabremos qué pasó ese mes de octubre". Y vuelve a hablar de "miles de catalanes procesados". Interesante afirmación para quien dirige los destinos de la nación que ese día se declaró independiente "políticamente". El matiz es un sí pero no. Como su incapacidad para contradecir al ex consejero que ha dicho que España está al nivel de China o Irán en materia de libertades. Frente a lo que insiste en hablar de lo injusto de preparar un juicio desde la cárcel.

Para evitar responder a sus propias contradicciones, Torra repite, una vez tras otra, un discurso falseado, al tiempo que pretende hacer pasar la causa independentista por la de los derechos civiles de todos nosotros. Y plantea que no sabe qué puede pasar en los próximos quince días, porque durante el pasado debate de investidura catalán, su candidato fue detenido. Tras haber participado en la "política" declaración.

Goebbels afirmó que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Que Torra no sea alemán no le impide compartir su estrategia. Su éxito estribará en que el discurso llegue a ser real. Durante toda la entrevista no se le vio muy afectado. Ni siquiera cuando fue incapaz de excusarse por sus lamentables declaraciones sobre el resto de los españoles. "Estaban fuera de contexto", y a él, hay que valorarle "en su integridad". Aunque alguna faceta sea más que cuestionable. Lo duro fueron los insultos a su familia. Cierto. Aunque los discursos de la persecución y la confrontación se alimenten el uno al otro.

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