La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

"Hace 11 meses tenía dos hijos"

La madre del joven muerto a causa de un conductor kamikaze intentaba superar la muerte de otro hijo

Trataba ayer de un criminal que ha dejado sin madre, sin abuela y sin tía a sus dos hijos de 4 y 7 años, asesinando a las tres a tiros delante de ellos. Por supuesto los ha dejado también sin padre. Hoy trato de otro criminal que ha dejado a una madre sin su hijo, agravando hasta lo insoportable una tragedia anterior. Es el kamikaze que en la madrugada del domingo conducía a toda velocidad en sentido contrario por la M-50 hasta estrellar su coche contra el de Víctor López Casado, un joven de 20 años que murió en el acto. Víctor se dirigía al trabajo al que se había incorporado pocos días antes -carnicero en un supermercado- tras levantarse a las seis de la mañana. Su asesino vaya usted a saber cómo y de dónde venía a esa hora. Solo sufrió lesiones leves. Identificado como Kevin Cui, dio positivo en la tasa de alcoholemia. Conducía un coche tuneado "a toda leche" y haciendo eses antes de efectuar una pirula y conducir en dirección contraria a gran velocidad.

Lo ha contado una mujer que llevaba a su hija a una competición deportiva y se había cruzado con él minutos antes de que se produjera el asesinato u homicidio (me niego a llamarle accidente, que es un suceso eventual que provoca involuntariamente un daño). Quedó tan aterrada que llamó a otras madres que iban a la misma competición para advertirles del peligro. Al poco su hija recibió un mensaje de una amiga: el conductor que habían visto y de cuyo peligro había advertido su madre se había estrellado contra otro coche. Después la mujer declaró a la Guardia Civil: "Para mí, es un asesino. No quiero que ahora ponga excusas como que se equivocó de salida o lo hizo sin querer. Sabía perfectamente lo que hacía".

Las consecuencias de esta tragedia son tan desgarradoras como las del triple asesinato de la aldea de Pontevedra que ha dejado traumatizados y solos a dos niños de 4 y 7 años. Porque hay una señora que se llama Gema Casado, la madre de Víctor, que a duras penas se estaba recuperando del reciente fallecimiento de su hijo mayor. "Hace 11 meses tenía dos hijos, ahora no tengo ninguno", ha dicho. ¿Puede alguien hacerse una idea de su dolor? No. A un joven de 20 años el kamikaze le ha quitado la vida y a su madre se la ha destrozado para siempre. La pena prevista para la conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás es de dos a cinco años de prisión. Será lo legal, pero no es justo. Y no me vengan con la reinserción.

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