Haciendo amigos

El récord de vicepresidentes hace que el número de bravuconadas aumente sin que nadie ponga orden

La actual situación de record histórico de vicepresidentes y ministros formando el gobierno de España tiene una consecuencia inmediata: la cantidad de bravuconadas y salidas de tono va in crescendo, sin que nadie ponga orden a esta anarquía. Y el problema no es sólo que, ante el disparate de cada uno de ellos, tengan el resto que tratar de justificarlo, sino que no se sabe si existe una portavoz, si la que hubo sigue hablando sin parar o si los recién llegados hablan también para demostrar que nadie los calla.

Y ante este ejército de Pancho Villa, el número de votantes descontentos crece por segundos. Para empezar, el hecho de que el nombramiento de todos los altos cargos del Ministerio de Igualdad hayan sido mujeres es una medida hembrista sin paliativos, y dice mucho del concepto intrínseco de igualdad que algunos tienen. Evidentemente hubiera sido más fácil llamarlo ministerio de la mujer, porque crea menos dudas y se es más sincero con los ciudadanos. Es más, hubiera dado juego para crear un montón de ministerios y vicepresidencias más, pero no tentemos a la suerte.

La segunda maniobra, la dimisión de la directora de Diversidad Étnico Racial por considerar que no estaba suficientemente racializada, es demoledora. Pero cuando las propias mujeres se autocensuran por el color de su piel, dentro del Ministerio de Igualdad, ya cabe poca solución. Quizás una posible salida hubiera sido el nombrar a Antonio Banderas, al que se le considera parte del sector de color en EEUU para justificar su nominación a los Oscar de Hollywood, ya que ahora sí está suficientemente racializado. Pero al ser hombre vuelve a estar incapacitado para la alta dirección del Ministerio de Igualdad. Una pena.

Como no podía quedarse la anterior portavoz sin su minuto de gloria, soltó "los hijos no pertenecen a los padres". El tufillo a estado comunista, que embargó en ese momento el Congreso de los Diputados, debió ser importante, y la sola visión de la ministra Celaa tomando posesión de nuestros hijos será difícil de borrar de la mente. Pero lo problemático es que todas estas cortinas de humo se lanzan mientras se discute a que ministerio le pertenecen los 2000 millones de ayudas a la formación del empleo. Y en ese sentido, después de la enorme suma desaparecida de estos fondos en Andalucía, Podemos no debe permitirle al PSOE que vuelva a meter la mano en la caja, por mucho que lo desee.

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