Hackers vs. hackers

Ya no hay un ojo de Orwel, ahora, son muchos los ojos que pueden estar observándonos en casa

Ayer, un compañero de trabajo apareció con su Ipad en la mano. Al abrirlo observé que había tapado con una cinta adhesiva negra la microcámara del dispositivo. Su privacidad "protegida" de los hackers con un arma de librería. Recordé la serie, Madam Secretary, en la que los ordenadores de sus hijos habían sido hackeados para grabar y manipular todo lo que hacían en sus dormitorios con intención de viralizar la humillación en las redes sociales. Wikileaks ha desatado el sentido de la amenaza, bien sea de la CIA o de nuestros vecinos. De éstas tecnoparanoias se nos advirtió hace muchos años atrás. Recordé, la conversación que mantuve con Daniel Estunil, autor del Club Bilderberg, hace más de veinte años en Sevilla. Me decía que el exclusivo Club Bilderberg era (es) una empresa mundial compuesta por poderes fácticos, económicos y financieros con un dominio mayor que cualquier Gobierno en el planeta. Desaparecerá el dinero, el cash, me decía. Esta semana ha sido noticia que los españoles usamos cada vez más las tarjetas de crédito que el metálico. El taxi, las compras, los restaurantes lo abonamos con la tarjeta. Apple, Amazon, Google… nos cobran todas las aplicaciones nuevas que nos resultan necesarias, sugestivas o divertidas porque un día, sin detenernos a leer los miles de folios con mínima letra que nos envían, "aceptamos" sus contratos en las que, algunos, dicen que pueden hacer uso de nuestros datos.

Ya no hay un ojo de Orwel, ahora son muchos los ojos que pueden estar observándonos en casa. De poco sirve que intente apagar su televisor si es inteligente porque hay un off falso por el cual pueden verle y escucharle. No creo que tengamos que someternos al terror de que nos vigilan. Las agencias de publicidad estudian todos nuestros movimientos en internet para hacerse un perfil para engancharnos con productos a nuestra medida. Buscan conquistar al consumidor para vender productos. Podrían ser otro tipo de espías, pero, ¡ojo! a los que aceptamos por mail, WhatsApp, Facebook, etc… Puedes calificar, por ejemplo, la calidad de servicio de Uber, pero ellos también califican si has sido buen pasajero. Estulin advirtió que nos controlarían con un microchip bajo la piel. En la serie Black Mirror, ese microchip facilita que puedas ver en vídeo el pasado de tu pareja y bloquearla en plena discusión. Nos convencerán para implantarnos ese microchip. Unos se lo arrancarán porque la cinta adhesiva no parece ser un hacker contra los hackers.

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