La tribuna

José Perez Palmis

¡Hagan juego, señores!

SIEMPRE toca, cuando no un pito, una pelota. Así decía la voz cálida de los antiguos feriantes, empujando a los padres a la compra de boletos a sus pequeños. Todo esto ha variado mucho, ya no es así: los vendedores de las ferias políticas gritan incansablemente en los tiempos modernos que toca siempre el pito, la pelota y un sombrerito para los niños. Sin fallos, además. Y a lo grande. Escojan nuestra papeleta y saldrán dos millones de nuevos empleos. ¡Eh, oiga! La mía primero: vale dos millones doscientos mil empleos. Les hemos echado la pata a los otros, a los sociatas, se desgañitan los peperos. Amordazados por sí mismos, los izquierdistas unidos por los pelos muestran sus terrores ancestrales a hablar con números en la mano. Siguen debatiéndose con sus problemas de mercado dirigido o mercado libre. Prisioneros de dogmas de valor cero, no hallan fórmulas nuevas. Pero para llegar a las elecciones todos los partidos han pasado antes el purgón con la confección de las listas electorales. La Palma de Oro en esta ocasión ha ido a parar a manos del PP: un zurdazo de la Esperanza Aguirre tumbando al coloso Gallardón a las primeras de cambio le ha valido tan valioso premio y un envalentonamiento supino, de los que congelan los sentimientos. La Audiencia de Madrid le ha dicho que nones, que la teoría de las sedaciones del Hospital Severo Ochoa de Leganés patrocinada por ella pertenecía al género de la fabulación. Me alegro muchísimo, responde la mandataria. Nada de perdón y restitución del honor a los acusados. A su gremio político también le ha resbalado otra sentencia muy reciente del Tribunal Constitucional denegándole el recurso interpuesto contra la ley de igualdad, la de la cuota de las mujeres en las listas electorales y en las instituciones. Nadie parece darse por aludido, al contrario, aquí paz y allí, gloria. El vale todo ha sido la constante de la legislatura y no lleva camino de amainar. Tremendo, de película de miedo ha sido el prólogo de la campaña. Josemari Aznar compareció ante el congreso internacional de víctimas del terrorismo hecho un huracán. Eterno aspirante al cetro mundial de los pesos pesados subió al ring buscando a Zapatero. Al no verle en su rincón, lo puso verde: falto de coraje, sobrado de arrogancia y sectarismo, mentiroso. En su apasionamiento y ceguera se le olvidó por completo su definición de ETA como movimiento nacional de liberación del pueblo vasco o el parón de Zapatero al lengua suelta de Hugo Chávez entretenido en llamarle fascista delante de todos los jefes de estado suramericanos. Son lapsus de menor cuantía. En la misma velada salió disparado a por la corona de los pesos gallos el presidente de la AVT, José Alcaraz, también contra Zapatero. Con los improperios habituales de cobarde y otros por no encontrase allí con él, tuvo una omisión involuntaria, desde luego. No desveló al auditorio nada de la subvención de 200.000 euros anuales a su asociación de parte del Gobierno y de los contribuyentes. Su discurso no lo empañaron las lágrimas de otras ocasiones al estilo de Boabdil entregando las llaves de Granada a los Reyes Católicos y su madre azuzándole con eso de llora, llora como mujer ya que no supiste defenderte como hombre Pero no paró aquí la cosa, porque después llegó Rajoy preparadísimo para llevarse al huerto el mundial de los semipesados, quería arrebatárselo a toda costa, ¡cómo no!, a Zapatero. Hecho un furor y después de dedicarle en ausencia unas letanías, salió de estampida sin hablar con nadie a pesar de las ganas de oír al público que mostró según confesión propia nada más pisar el ring. Ni en Las Vegas tres boxeadores de pesos diferentes se ciegan con el mismo rival. Tiene sus reglas el boxeo y han de respetarse. Al final, los tres exhibieron el mismo plumero: sacaron la hucha de los votos de Rajoy. Y todos contentos, menos Gallardón, rascándose todavía la mandíbula por el sopapo de la aguerrida Aguirre.

Al cartel antiterrorista pepero le ha salido un desbarajuste con la presentación por la Fiscalía de la petición de ilegalización de ANV y el PCTV. Tenían un chollito y se les ha mojado. Pero volviendo a la cartelera de espectáculos, los voceros de los partidos se hacen lenguas de las innumerables viviendas de VPO, de las guarderías infantiles, aulas de 15 alumnos, internet e innovación para todos, infraestructuras, agua, burocracia patas arriba. Pasen, señores, y verán. Todo discurría de acuerdo con las previsiones de las campañas con el plato fuerte de la reducción de impuestos hasta que asoma Zapatero con sus 400 euros de devolución. Qué alboroto ha armado. Ha puesto la plaza boca abajo. A todos los ha acogido con los pantalones en asta, dando traspiés por los campos después de defecar. Los peperos lloriquean con su promedio del 16 por ciento de rebaja impositiva, los nacionalistas absortos en su cancioncilla de "Antón, Antón Pirulero, cada cual aprenda su juego", no encuentran antídoto, los de la izquierda a la izquierda no salen de su asombro ni los sindicatos tampoco. Ha nacido, pues, una estrella de primera magnitud, una supernova de 400 euros.

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