VISTO cómo fue el gol de Emana, algún que otro aficionado pensó que Iñaki Goitia podría haber hecho más, puesto que el balón se coló por el centro de la portería. Sin embargo, en el habitual repaso de los lunes a los errores del domingo, el juicio fue claro: el meta vasco detuvo todo lo que dependió de sí y completó un encuentro sobresaliente. Dos factores fueron determinantes a la hora de que ese lanzamiento a balón parado se colara: uno, la tremenda violencia con la que impactó el camerunés al esférico; el otro, que Helder fue el futbolista que abandonó la barrera y propició que el cuero se colara por esa zona, a priori incontrolada por el arquero. Fue tremendo comprobar la potencia inicial del disparo -algunos de los miembros del banquillo blanquiazul afirman que no vieron salir despedido el balón-, sobre todo teniendo en cuenta que apenas tomó carrera para proceder al golpeo. Tal y como está previsto cuando se trabaja la estrategia, Goitia mandó a colocar a cuatro hombres en la barrera y un quinto, Duda, destinado a evitar la pantalla que hacían dos jugadores del Betis empotrados en la barrera. Por ahí vino el despiste del central portugués, que fue víctima del efecto contagio de los dos verdiblancos. Goitia vio el esférico cuando ya lo tenía encima. Hay quien cree que hasta tuvo suerte de que no le impactara...