Hipoteca asegurada

Llevar más de un año sin medidas económicas ni leyes de peso no presagian un periodo muy fructífero

Cuando toda la estrategia política de un partido se rige por la dificultad de pagar la hipoteca de un chalet con piscina, las decisiones acaban siendo caricaturescas. Algo así debieron pensar los correligionarios de la estirpe que rige los designios de la formación morada, porque tanta insistencia en ser ministro para que, de pronto, se ceda a cambio de que la ministrable sea mi pareja, no es políticamente muy correcto.

La "nepocracia" o gobierno en familia que, después de los norteamericanos "Clinton", hoy tendría su reflejo en un término más hispano-católico como serían los "Iglesias", tiene para los votantes el recuerdo más castizo de la casta gobernante. Tras años de democracia, en los cuales la corrupción política ha marcado tanto los vaivenes electorales, es lógico que ningún dirigente de un partido serio ponga a sus familiares en puestos de confianza, salvo que no tenga la más mínima confianza en los que le rodean. Pero puede que estas circunstancias especiales, teniendo que hacer frente a esa lujosa mansión de Galapagar, la llegada de los mellizos, y otro que viene en camino, manden toda la ideología a hacer puñetas y solo permitan pensar en cómo se puede llegar a fin de mes.

Pero el cambio de estrategia no parece haber salido tan bien como se creía. Pedro Sánchez sabe que un simple intercambio de cromos domésticos no le aleja lo más mínimo de un Consejo de Ministros rodeado de escándalos y desacuerdos. Él debe pensar que, como a Carmen Calvo se le ocurra la chulería barriobajera de llamar "bonita" a Irene Montero, el follón lo tiene asegurado. Pero el olor del falcon y la suavidad del colchón a estrenar tienen estos enormes riegos. Al final tiene que acabar cediendo en algo, porque se le ha notado demasiado el ansia por ir a unas nuevas elecciones, especialmente al ver a su contrincante de la izquierda en descomposición acelerada.

Es evidente que llevar más de un año sin medidas económicas ni leyes de peso no presagian un periodo muy fructífero. Y si, para más inri, el apoyo político viene del filoterrorismo de Bildu y del independentismo nacionalista, cada paso será una tortura para el resto de españoles, que tendremos que pagar los excesos y chantajes de estos vividores. El problema es que todos los partidos han descubierto sus cartas, es decir, a sus aliados preferentes, y unas nuevas elecciones podrían presagiar resultados inesperados ¿O no?

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